Durante años el caso de Beth Thomas ha sido un caso de estudio desde la perspectiva psicológica y es que la historia es fuertemente intrigante, el hecho ocurrió en Estados Unidos y aún en la actualidad sigue conmocionando al mundo.
Todo empezó cuando la pequeña Beth perdió a su madre cuando apenas tenía un año de edad. Ella y su hermano quedaron a cargo de su padre biológico y él abusó sexualmente de los dos. Los abusos fueron detectados por médicos y los niños entregados a una asistente social seis meses después.
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Tiempo después los dos niños fueron adoptados por una pareja y todo parecía ir bien hasta que Beth empezó a tener pesadillas muy extrañas que dejaron ver el inicio de su conducta antisocial.
Las pesadillas de Beth trataban sobre un hombre que “caía encima suyo y la hería con una parte de él”. También manifestó conductas violentas hacia su hermano, sus padres y animales, estos últimos hasta los llegaba a matar.
Beth también presentaba conductas sexuales inadecuadas, puesto que se masturbaba públicamente y de manera excesiva hasta llagar a producirse sangrado. Los padres acudieron a un psicólogo y en el transcurso de la terapia se grabó el video que ha recorrido todo el mundo: una entrevista a Beth realizada por el Dr. Ken Magid.
Magid era una psicólogo especialista en el tratamiento de niños víctimas de severos abusos sexuales y lo que descubrió con Beth ahora es estudio en las facultades psicológicas.
En la entrevista, Beth admitió con total frialdad haber maltratado a su hermano. Contó que golpeaba su cabeza contra el suelo, le clavaba alfileres en todo el cuerpo y sus genitales. Relató que en ocasiones estiraba y pateaba sus genitales, incluso intentó matarlo y se detuvo porque sus padres la descubrieron.
Beth admitió que también pensó seriamente en matar a sus padres en varias ocasiones y que habitualmente maltrataba a sus mascotas y matar a los animales que merodeaban por el jardín de su casa.
Cuando el psicólogo le preguntó si sentía algún remordimiento o culpa dijo que no, además, su tono de voz era frío y calmado, como si estuviese explicando cualquier anécdota.
Aseguró que ella actuaba de esa forma porque quería hacer sentir a las demás personas lo que ella sintió cuando su padre abusó de ella, decía estar consciente que sus acciones producían sufrimiento en las demás personas y precisamente por eso lo deseaba.
Después de una larga entrevista Magid decidió internar a la niña en un centro de tratamiento de niños con distintos trastornos de comportamiento. Beth fue diagnosticada con un grave trastorno del apego, el cual se caracteriza por el desarrollo de la incapacidad de establecer relaciones sanas y adecuadas, debido a la historia de abuso sexual y maltrato por parte de su padre.
Atención psicológica
El psicólogo advirtió que de no recibir atención psicológica ella podría convertirse en un peligro para ella misma, su familia y las personas que estuviera a su alrededor, puesto que la falta de empatía que manifestaba podría ser
En ese entonces no estaba anclado el término de psicópata porque aún no se conocía la existencia del trastorno disocial de la personalidad, por ello no fue diagnosticada como tal.
La atención temprana que recibió Beth fue muy estricta y ordenada, diseñada para niños con su mismo trastorno. Por las noches la niña era encerrada en un habitación para impedir que dañara a otros menores de edad, también debía de pedir permiso para todo, incluso ir al baño y tomar agua.
Con el paso del tiempo y progresivamente fue mejorando hasta llegar al punto de tener la capacidad para empatizar y ser consciente de las consecuencias de sus actos. Ahora lleva una vida normal y trabaja como enfermera, pero su caso sigue siendo estudiado y la entrevista reproducida una y otra vez.