El presidente Donald Trump y su rival demócrata Joe Biden dicen que quieren sacar a las tropas estadounidenses de Irak y Afganistán, pero sus enfoques difieren. El resultado de las elecciones del 3 de noviembre tendrá consecuencias a largo plazo no sólo para las fuerzas armadas norteamericanas, sino también para la comunidad internacional.
Durante su campaña electoral de hace cuatro años, Trump prometió traer a todas las tropas a casa después de ”guerras interminables”, a veces causando el rechazo de comandantes militares, líderes de la Defensa e incluso legisladores republicanos preocupados por el abandono abrupto de sus aliados en el terreno de combate. En los últimos meses el mandatario estadounidense no ha hecho más que aumentar la presión, trabajando para cumplir esa promesa y traer a las fuerzas de vuelta a casa antes de las elecciones.
En términos más generales, el mantra de Trump de “Estados Unidos primero” ha animado a aquellos votantes cansados de la guerra y furiosos con el gasto de miles de millones de dólares en defensa nacional a expensas de las necesidades internas. Sin embargo, también ha molestado a los socios europeos de Washington cuyas fuerzas han luchado desde hace mucho tiempo junto a Estados Unidos, y ha dañado la reputación de Estados Unidos como un aliado leal.
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Biden ha sido más firme sobre la necesidad de restablecer las relaciones de Estados Unidos con sus aliados y la OTAN, y su postura sobre estas guerras es más mesurada. Ha dicho que las tropas deben retirarse de manera responsable y que se necesitará la presencia de una fuerza residual en Afganistán para garantizar que los grupos terroristas no podrán reconstruirse y atacar a Estados Unidos nuevamente. Sin embargo, ese enfoque enfurece a los progresistas y a otros que creen que Estados Unidos ha gastado demasiado tiempo, dinero y sangre en los campos de batalla lejos de casa.
John Glaser, director de política exterior del Cato Institute, dijo creer que Trump realmente quiere retirar las tropas, pero que lo impulsa su propio interés electoral. “Quiere salir, pero no sabe cómo hacerlo de una manera que no se vea como alguien deseoso de echarse para atrás y correr”.
Agregó que si Trump es reelegido, “estoy un poco nervioso de que pierda un pequeño incentivo electoral. Si no hay votos en contra, francamente no sé qué hará. Podría caer en otro conflicto, dada su beligerancia en cualquier tema”.