Un hombre armado mató a tiros este domingo al hijo de 20 años de una jueza federal en Nueva Jersey e hirió a su marido en la casa de la familia.
Los disparos ocurrieron en la casa en North Brunswick de la jueza de distrito Esther Salas, y causaron la muerte de su hijo, Daniel, explicó a AP la juez Freda Wolfson. El esposo de Salas, el abogado defensor Mark Anderl, resultó herido, añadió.
El agresor se hizo pasar por un repartidor, según un funcionario judicial que no estaba autorizado a comentar el asunto y habló con AP bajo condición de anonimato. Salas estaba en el sótano de la casa en ese momento y no resultó herida. Su esposo se estaba recuperando de una cirugía, añadió el funcionario.
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El tirador, que se creía actuó en solitario, continúa prófugo, según el funcionario. El FBI tuiteó el domingo por la noche que estaba buscando a un sospechoso por el tiroteo.
Salas, destinada en Newark, fue nominada por el ex presidente Barack Obama y confirmada en 2011, como la primera jueza federal latina del estado. Antes sirvió como magistrada federal en Nueva Jersey, tras varios años como abogada de oficio.
Amenazas de muerte
El alcalde de North Brunswick, Francis Womack, declaró a ABC News que Salas, “como jueza, ha recibido amenazas”, pero indicó que según sus allegados no había recibido nuevas intimidaciones recientes.
Su caso más conocido de los últimos años fue un proceso de fraude financiero que implicaba a Teresa y Joe Giudice, un matrimonio que aparecía en el programa de televisión “Real Housewives of New Jersey”. Salas les condenó a prisión por delitos como bancarrota fraudulenta y evasión fiscal. Escalonó sus condenas para que uno de ellos estuviera disponible para atender a sus cuatro hijos.
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En 2017 prohibió a los fiscales federales pedir la pena de muerte contra un supuesto líder de pandilla acusado por varios asesinato en Newark, concluyendo que la discapacidad intelectual del hombre le hacía no apto para la pena capital. Más tarde le condenó a 45 años de cárcel.
Más recientemente, Salas presidió una demanda aún en curso planteada por inversionistas de Deutsche Bank, que acusaban a la firma de hacer declaraciones falsas y engañosas sobre sus políticas contra el lavado de dinero y de no monitorear a sus clientes de “alto riesgo”, incluido el delincuente sexual condenado Jeffrey Epstein.