Estados Unidos superó este lunes la barrera de las 80.000 muertes a causa del COVID-19, una enfermedad que deja un total de 1.344.512 contagiados en el país más golpeado por la pandemia.
Según el recuento de la Universidad Johns Hopkins, 80.087 personas han fallecido en Estados Unidos por el coronavirus, cifra que supera ampliamente las 32.140 muertes en el Reino Unido y los 30.739 decesos en Italia.
Por estados, el más afectado es Nueva York con 337.055 casos detectados y 26.682 muertos; seguido de Nueva Jersey, con 140.206 contagios y 9.340 fallecidos, de acuerdo a esa fuente.
Los números de la Johns Hopkins señalan que al menos 216.169 personas se han recuperado del COVID-19 en el país.
A mediados de enero pasado, EE.UU. detectó el primer caso de la enfermedad en su territorio, que se ha propagado por todo el país a pesar de las medidas de distanciamiento social y las prohibiciones de viajes desde China y Europa anunciadas por el presidente estadounidense, Donald Trump.
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Este lunes, la Casa Blanca ordenó a sus empleados que entren en el Ala Oeste que lleven mascarillas siempre que no estén sentados en su propio escritorio, una norma que no está prevista que se aplique a Trump o al vicepresidente, Mike Pence.
La medida, divulgada entre los empleados en un documento interno al que tuvieron acceso varios medios, llega después de que la semana pasada al menos dos personas del círculo cercano a Trump dieran positivo por coronavirus: un asistente personal del mandatario y la portavoz de Pence, Katie Miller.
El Ala Oeste es el apéndice de la residencia presidencial donde se encuentra el Despacho Oval, las oficinas de los principales asesores del mandatario, algunos salones de reuniones y la sala de prensa, además del espacio de trabajo de los periodistas.
Golpeados por la pérdida de empleos debido al confinamiento y la pausa de los sectores no esenciales lo que llevó a grupos conservadores a organizar protestas-, varios estados han reanudado lentamente las actividades económicas en Estados Unidos.