Un confinamiento único no detendrá al nuevo coronavirus y se requerirán períodos repetidos de distanciamiento social en 2022 para evitar que los hospitales se vean abrumados y el sistema sanitario colapse, dijeron el martes científicos de la Universidad de Harvard en Estados Unidos.
El estudio se produce cuando Estados Unidos entra en el pico de su número de casos de COVID-19, con más de 26 mil muertes y 600 mil contagios y los Estados de esa nación observan una eventual relajación de las medidas restrictivas duras.
La simulación por computadora del equipo de Harvard, que se publicó en un artículo en la revista Science, asumió que el COVID-19 se volverá estacional, como los coronavirus estrechamente relacionados que causan el resfriado común, con tasas de transmisión más altas en los meses más fríos.
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La investigación, que realizó proyecciones teniendo en cuenta todo tipo de variables, concluyó que es poco probable que en un periodo corto de tiempo la vida, tal y como la conocíamos, retorne a como era antes del virus.
Los autores del estudio afirman que aún se desconoce mucho sobre el mal, incluido el nivel de inmunidad adquirido por una infección previa y cuánto tiempo dura.
“Descubrimos que es probable que las medidas de distanciamiento social por única vez sean insuficientes para mantener la incidencia del SARS-CoV-2 dentro de los límites de la capacidad de atención crítica en Estados Unidos”, sostuvo el autor principal Stephen Kissler en una intercambio con periodistas.
Los científicos creen que hay una serie de factores que determinará el rumbo que el virus tome en los próximos años: si los contagios bajan durante el verano y resurgen durante el invierno, si las personas que son infectados tienen algún tipo de inmunidad y cuánto duraría esta o si las personas obtienen inmunidad por haberse infectado con otros coronavirus que causan resfriados comunes.
Además, afirman que las medidas de aislamiento y distancia social se podrían relajar si una sociedad decide aumentar la capacidad de camas en las unidades de cuidados intensivos, siempre y cuando pueda hacer frente al aumento de contagios que decisión generaría. Una medida como esa podría ayudar a la inmunidad de rebaño, lo que hace el número suficiente de personas logren la inmunidad y así se pueda detener la propagación.
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El virus llegó para quedarse
El equipo aseguró que era muy poco probable que la inmunidad fuera lo suficientemente fuerte y dure lo suficiente como para que el COVID-19 se extinga después de la ola inicial, como fue el caso del brote de SARS de 2002-2003.
Mark Woolhouse, un epidemiólogo de enfermedades infecciosas de la Universidad de Edimburgo, dijo que “este es un estudio excelente”, aunque remarcó que “es importante reconocer que es un modelo; es consistente con los datos actuales, pero no obstante se basa en una serie de suposiciones, por ejemplo sobre la inmunidad adquirida, que aún no se han confirmado”.