En las redes sociales se han difundido imágenes que muestran cómo un agente de la Policía estadounidense dispara tres veces su pistola táser a una mujer mayor por negarse a abrir la puerta de su casa.
Ocurrió el 26 de diciembre en la ciudad de Bradenton (Florida, EE.UU.), cuando un grupo de policías llegó a la casa de Bárbara Pinkney, que ese día cumplía 70 años. Los oficiales llegaron al lugar para arrestar al nieto de Barbara, Tevin Turner, que era buscado por violación de libertad condicional, informa la prensa local.
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La dirección de Pinkney se encontraba en los registros indicados por Turner como lugar de domicilio, aunque su abuela aseguraba que él no vivía allí.
La mujer exigió a los policías la orden de registro de la casa, a lo que los agentes respondieron que no eran necesario debido a que tenían una orden de arresto. Barbara intentó impedir que los agentes ingresaran, y es cuando un policía le disparó con su táser en un brazo, sin que surtiera efecto. Poco después realizó otros dos disparos en la espalda, hasta que finalmente fue inmovilizada.
La Policía registró la casa pero no encontró a Turner, aunque supone que pudo haber escapado por la parte trasera durante los forcejeos en la entrada principal. Pinkney fue arrestada por obstrucción y resistencia, por lo que deberá presentarse ante un tribunal el próximo 17 de enero.
¿Peligro?
La táser es un arma de electrochoque que ha recibido fuertes críticas por parte de organizaciones de derechos humanos, así como por el Comité contra la Tortura de la Organización de las Naciones Unidas, que dictaminó que el uso de estas armas provoca un dolor intenso, constituye una forma de tortura y, en algunos casos, puede incluso provocar la muerte.
Puede causar daños permanentes como epilepsia, colapso en el sistema nervioso periférico que controla la movilidad con efectos no deseados, estrés acompañado de dolor y temblores, así como pánico, y hasta cambios en el metabolismo.