Violencia armada: Otro año marcado por tiroteos masivos en EE.UU.

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Washington (Prensa Latina) Dos tiroteos masivos en menos de 24 horas, con 32 muertos y 51 heridos, hicieron de agosto de 2019 un mes de luto en Estados Unidos, donde crece continuamente el saldo de la violencia armada.

Una vez más la nación norteamericana vio con horror como un individuo con un arma de fuego acabó con la vida de personas inocentes el pasado 3 de agosto, cuando Patrick Crusius, de 21 años, abatió a sus víctimas en una tienda de la cadena Walmart en El Paso, Texas.

El sospechoso, quien fue detenido luego por las autoridades, asesinó a 22 personas e hirió a otras 24, en un caso que causó aún más conmoción por las evidencias que apuntan a que estuvo motivado por ideas antiinmigrantes, racistas y de extrema derecha.

Al día siguiente de ese hecho, que constituye el octavo tiroteo masivo más mortal en la historia moderna del país, otras 10 personas perdieron la vida, incluido el autor del ataque, y 27 resultaros lesionadas, de ellas 17 por disparos, en un asalto masivo en Dayton, Ohio.

Como sucede cada vez que esas masacres enlutan a las comunidades norteamericanas, se renuevan los llamados de control de armas a un ejecutivo y un Congreso que hasta el momento no han adoptado medidas contundentes para enfrentar el problema.

Desde tiroteos anteriores, muchos grupos y sectores del país demandan acciones como prohibir que los civiles posean fusiles de asalto y elevar a 21 años la edad mínima para adquirir armamento de fuego, pero ninguna de esas exigencias ha encontrado respuesta por parte de funcionarios y legisladores.

"La enfermedad mental y el odio aprietan el gatillo"

En una declaración pública ofrecida el 5 de agosto en la Casa Blanca, el presidente del país y fuerte aliado de la Asociación Nacional del Rifle, el republicano Donald Trump, mostró que las dos nuevas tragedias no provocarían un cambio de su postura con relación a las armas de fuego.

Trump relacionó ese día la violencia armada a los 'rincones oscuros de Internet', las redes sociales, los videojuegos y las enfermedades mentales, al tiempo que habló de algunas medidas posibles sobre esas áreas específicas.

Pero, con una sola frase, se encargó de desvincular los tiroteos masivos de las armas de fuego, al manifestar: 'La enfermedad mental y el odio aprietan el gatillo, no las armas', lo cual parece ser una especie de mantra de las personas que se oponen a regulaciones más rigurosas para la portación de esos artefactos.

A finales de 2018 su administración emitió una regla que prohíbe la venta o posesión de 'bump stocks' (accesorios que permiten a los rifles semiautomáticos disparar ráfagas sostenidas) y dio a quienes los poseyeran un plazo de 90 días para destruirlos o entregarlos, el cual se cumplió en marzo pasado.

Más allá de ese veto y de regulaciones adoptadas en algunos estados, prácticamente nada cambió en 2019 en cuanto a la posesión de armamento en un país donde 327 millones de habitantes poseen casi la mitad de los 857 millones de armas de fuego que se calcula que existen en el mundo en manos de civiles.

Tal nivel de inacción por parte de las autoridades llama la atención no solo por registrarse frente a tragedias como las de agosto, sino por ocurrir, además, en un año donde el país vivió más de un tiroteo masivo cada día, según datos del Archivo de la Violencia Armada.

Ese grupo de investigación sin fines de lucro, que contabiliza tales crímenes y otros delitos e incidentes, define los tiroteos masivos como hechos en los que cuatro o más personas resultan asesinadas o heridas.

395 tiroteos masivos

 

Hasta el 11 de diciembre, esa fuente registró un total de 395 tiroteos masivos a nivel nacional (un promedio de 1,14 al día), el número más alto desde que el archivo comenzó a efectuar esos conteos en 2014.

Entre todos esos ataques, 31 fueron asesinatos en masa -en los cuales hubo un saldo de cuatro o más víctimas mortales-, lo que indica que aproximadamente cada 12 días tiene lugar en Estados Unidos un crimen de tales dimensiones.

De acuerdo con ese grupo, en el país hubo hasta esa fecha 14 mil 316 muertes por homicidios, asesinatos -sean en tiroteos masivos o en otros hechos-, uso defensivo o incidentes involuntarios, lo que, unido a un estimado de 22 mil 770 suicidios, suma 37 mil 86 decesos provocados por armas de fuego en 2019.

Esas cifras resultan aún más alarmantes cuando se observa que los fallecimientos incluyeron a 196 niños de cero a 11 años y 726 adolescentes de 12 a 17 años, además de que en el primero de esos grupos de edades hubo 453 lesionados, y en el segundo dos mil 150.

Después del tiroteo en El Paso, el hecho de ese tipo más mortal en Estados Unidos este año fue el que tuvo lugar el 31 de mayo en un edificio municipal de Virginia Beach, Virginia, donde un trabajador de servicios públicos asesinó a 12 personas e hirió a otras cuatro antes de perder él mismo la vida en un intercambio de disparos con las fuerzas del orden.

Gran conmoción provocó también el ataque del 28 de julio contra los asistentes al Festival del Ajo de la ciudad de Gilroy, California, durante el cual un joven de 19 años asesinó con un rifle a tres personas e hirió a 17, y luego fue ultimado por la policía.

Asimismo, Texas volvió a ser golpeada por la violencia armada el 31 de agosto, cuando ocho personas murieron, incluido el tirador, en un asalto que abarcó a las ciudades de Odessa y Midland, y en el cual también hubo 23 lesionados, entre ellos una niña de 17 meses y un niño de nueve años.

Nuevamente las escuelas del país fueron escenario de la violencia armada en varios momentos, como fue el caso del tiroteo ocurrido el 14 de noviembre en la secundaria Saugus, de Santa Clarita, California, donde un estudiante de 16 años asesinó a dos compañeros con una pistola calibre 45 e hirió a tres antes de dispararse a sí mismo en la cabeza y morir un día después.

Los hechos registrados en el año que concluye no dejan noticias alentadoras en términos de violencia armada para 2020, cuando las cifras asociadas a los tiroteos masivos, en lugar de disminuir, se incrementan, informó Prensa Latina.