El hospital en el que estuvo internado el bebé de Marlen Ochoa emitió facturas que ascienden a los USD 300.000, por los cuidados que recibió el recién nacido antes de que falleciera en el centro médico.
Marlen Ochoa, una joven embarazada de 19 años, fue estrangulada en abril por Clarisa Figueroa, una mujer que había conocido por Facebook y que la asesinó para robarle al bebé que llevaba en su vientre, al que extrajo de forma violenta y le causó severos daños cerebrales.
Cuando la acusada se percató de que el niño no respiraba, escondió el cadáver de la víctima en un bote de basura y llamó a emergencias. Fue trasladada junto al recién nacido al hospital Advocate Chris Medical Center, en Chicago, donde le dijo a los médicos que acababa de dar a luz. A pesar de que no mostraba signos físicos de parto y tenía ligadas las trompas de falopio, el hospital nunca cuestionó la versión de Clarisa Figueroa, que durante dos semanas se hizo pasar por la madre del bebé, y se sacó fotos sonriente junto al niño.
Mientras la acusada fingía en el hospital, el esposo de Marlen Ochoa, Yovani López, buscaba desesperado a su mujer, y rogaba por televisión la colaboración ciudadana para encontrarla. La verdad no salió a la luz hasta que la investigación realizó un examen de ADN al bebé que Clarisa Figueroa llevó al hospital. Los resultados confirmaron que era hijo de Yovani López y de la joven desaparecida.
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Los seres queridos de Marlen Ochoa exigieron entonces respuestas al centro médico, y acusaron a sus responsables de negligencia, al no reportar lo sucedido a la policía de inmediato. Sin embargo, tras una investigación, el Departamento de Salud Pública de Illinois (IDPH) decretó que el centro no había cometido ninguna irregularidad.
"El hospital cumplió con los requisitos estipulados bajo las condiciones del Medicare y se seguirá considerando que siguen en cumplimiento", dijo el Departamento en declaraciones al diario local Chicago Sun Times.
Facturas no paran de llegar
Un mes y medio después de nacer, el pequeño Yovanny Jadiel López falleció en el hospital, consecuencia de las graves lesiones cerebrales que sufrió cuando la acusada lo arrancó a la fuerza del vientre de Marlen. Aunque el hospital se comprometió a no cobrar ninguna cuantía por los cuidados que recibió el neonato, el abogado de la familia, Frank Ávila, reveló que se siguieron emitiendo facturas por valor de USD 300.000.
Además, según reveló Chicago Sun-Times, el hospital advirtió que si no se abonaba el monto, los recibos pasarían a una agencia externa de cobros. Al comprobar las facturas, los seres queridos de Marlen Ochoa se horrorizaron: como nombre del paciente figuraba "Figueroa, Boy", "Figueroa, niño", haciendo alusión al apellido de la acusada.
"Esto es atroz", dijo al respecto el abogado de la familia.
En un comunicado, el Advocate Chris Medical Center informó que se había enviado "inadvertidamente" una de las facturas, y añadió que "lamentaba profundamente haberlo hecho", después de comprometerse a anular todos los costos.
A mediados de julio, tras la muerte del pequeño Yovani en el hospital, las autoridades agregaron un nuevo cargo de homicidio en primer grado a las mujeres acusadas del crimen, Clarisa Figueroa, de 46 años, y su hija, Desiree, de 24. Las dos ya habían recibido 27 cargos formales, que incluían homicidio en primer grado [por el asesinato de Marlen Ochoa], secuestro agravado, agresión agravada contra un menor y desmembramiento de un cuerpo.
"Que les den cadena perpetua para que puedan pagar el mal que le hicieron a mi esposa. Esto no se debe quedar así. Vamos a seguir luchando para que no puedan salir de la cárcel", dijo Yovani López.