Nora Quiñones, cuyo esposo, Cristian Avalos, fue detenido por agentes de migración con fines de deportación, inició una huelga de hambre para llamar la atención sobre el caso de las familias de los inmigrantes indocumentados que son separadas.
“Si, me fui a huelga de hambre para que dejen en libertad a mi esposo Cristian mientras sigue su proceso,” afirmó a Efe Nora Quiñones, de 39 años y madre de dos hijas, de uno y dos años.
La inmigrante mexicana, que está refugiada en la iglesia anglicana Vida, Fe y Esperanza, en el suroeste de Chicago, quiere con esta protesta llamar la atención sobre el problemas que se le presenta a una familia indocumentada cuando uno de los padres es detenido y puede ser deportado.
“Hay muchas familias separadas en casos no tan graves como para que los entreguen a los agentes de ICE (Servicio de Inmigración y Aduanas)”, apuntó.
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Quiñones precisó a Efe que su esposo fue detenido el 14 de mayo en Cicero, una población anexa a Chicago, por una violación de tránsito y que después fue entregado a los agentes de ICE.
Ray Hanania, vocero del Departamento de Policía de Cicero, dijo a la prensa que ellos no entregan a los detenidos ni tampoco cooperan con el cuerpo federal de ICE.
Al preguntarle si su esposo tiene antecedentes penales, Quiñones dijo que había tenido un cargo de manejar bajo la influencia del alcohol en el pueblo de Joliet, estado de Illinois.
Según dijo, el pasado miércoles acudió a las instalaciones del Departamento de Policía de Cicero, pero que no le proporcionaron mayor información sobre su esposo.
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Quiñones aseguró a Efe que está dispuesta a pasar todo el tiempo que le sea posible en huelga de hambre, tomando solo líquidos, con el fin de que las autoridades vean que están cometiendo una arbitrariedad contra su familia y otras muchas familias como ella en todo el país.
Para el reverendo José Landaverde, el pastor de la misión anglicana Fe Vida y Esperanza, en donde Quiñones esta refugiada y en huelga de hambre, el caso de Avalos es típico de lo que les sucede a varios hispanos al pasar por pueblos que calificó de “racistas”.
“Esta señora (Quiñones) está desesperada, tiene a dos niñas y una situación difícil”, señaló Landaverde.