Emma era una perra Shih Tzu, una raza que proviene del Tibet y que mantiene una estrecha relación con la religión budista. Suele ser famosa por tener un temperamento alegre, muy juguetón y muy sociable en lo que a humanos se refiere. Emma no era una excepción, pasaba horas y horas al lado de su dueña, una anciana de Richmond, Virginia, que en sus últimos días tomó una polémica decisión: que al morir su perrita fuera enterrada con ella, aunque esta gozaba de buena salud.
Al morir su dueña, el animal fue trasladado el 8 de marzo al Refugio de Animales del Condado de Chesterfield, y ahí esperó dos semanas cual preso en el corredor de la muerte. Durante ese tiempo, el refugio estuvo en contacto con el albacea de los bienes de la anciana para tratar de salvarle la vida a la pobre Emma. “Sugerimos en varias ocasiones que podrían dar en adopción a la perra, porque es una perra a la que podemos encontrar fácilmente un nuevo hogar”, dijo Carrie Jones, gerente de la Oficina de Animales de Chesterfield a WWBT, televisión afiliada a la cadena estadounidense NBC.
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A las dos semanas, el 22 de marzo, el representante de la propietaria llegó al refugio para buscar a la mascota. Los integrantes del refugio nuevamente ofrecieron que el can fuera entregado en adopción, pero la propuesta fue rechazada por parte de los familiares, que querían respetar la última voluntad de la fallecida. Emma fue llevada a un veterinario local, donde fue sometida a la eutanasia y llevada a un centro de cremación de mascotas en Richmond, Virginia. Las cenizas del animal fueron colocadas en una urna y devueltas al representante de la mujer.
En el estado de Virginia, los veterinarios con licencia pueden practicar la eutanasia a animales sin que exista una justificación, según la Asociación Estadounidense de Medicina Veterinaria. Pero encontrar un veterinario que acepte semejante tarea, sobre todo al tratarse de una mascota con buena salud puede ser un gran desafío, por una cuestión moral. El Dr. Kenny Lucas de la Clínica de Animales Shady Grove dijo que no lo haría. “Cuando nos enfrentamos a una situación de eutanasia como esta, con una gran carga emocional, debemos realizarla éticamente, hemos hecho un juramento para ello”, dijo a WWBT. “También es algo que nos llevamos a casa. Nos pesa como profesionales”.