Jill Greninger, una empleada de 35 años de una compañía de procesamiento de carne en Pennsylvania, murió en la mañana de este lunes al caer en una de las máquinas trituradoras de las instalaciones.
El juez instructor del condado de Lycoming, Charles Kiessling, contó al medio local Williamsport Sun-Gazette, que la mujer se encontraba de pie sobre una plataforma con ruedas antes del incidente.
"Fue un accidente horrible. No sabemos si ella cayó o resbaló mientras intentaba alcanzar algún objeto dentro del molinillo, que estaba a unos dos metros del suelo", explicó Charles Kiessling.
Los hechos ocurrieron en la fábrica Economy Locker Storage Company, ubicada en Pennsdale, Pennsylvania, sobre las 11:40 horas de este lunes, mientras Jill Greninger operaba la trituradora de carne.
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Aunque ningún empleado presenció el accidente, uno de ellos escuchó un ruido extraño que provenía del interior de la máquina. Al ver a su compañera, pidió ayuda de inmediato, contó el juez instructor.
Los servicios de bomberos del municipio de Muncy se trasladaron a la fábrica, y notificaron la muerte de Jill Greninger. Durante 45 minutos trabajaron para desmontar la trituradora y recuperar el cuerpo de la víctima.
A través de Facebook, los familiares y allegados de Jill Greninger la describieron como una "persona increíble", que "llegó al corazón de muchos de sus conocidos".
Investigadores de la agencia federal del Departamento de Trabajo de los EEUU, la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional, estudian ahora las causas de la muerte.
Aunque el número de este tipo de siniestros en EEUU ha descendido en la última década, la Oficina de Estadísticas Laborales del país reveló que la cifra continúa por encima del millón.
En el año 2017 se produjeron 1.109.207 accidentes en el trabajo, siendo el sector privado el escenario en el que mayoritariamente se producen. Muchos de estos incidentes se refieren a caídas, o lesiones leves.
El Bureau of Labor Statistics detalló que en el año 2017, 5.147 personas fallecieron durante su jornada laboral.
En cuanto al número de inspectores, EEUU cuenta con uno por cada 100.000 empleados, una cifra similar a la de la OCDE.