Las autoridades de Nueva York pidieron a los residentes de un barrio judío ortodoxo que se vacunen contra el sarampión, pero queda la incógnita de cómo hacer cumplir la orden.
Entre los judíos del barrio de Williamsburg, en Brooklyn, en donde se decretó la emergencia por un brote de sarampión, circula una publicación que anima a la comunidad ortodoxa a no vacunarse, en contra de los criterios científicos y de la legalidad sanitaria, alertando de que las vacunas portan "ADN de mono, rata y cerdo".
En el ‘Manual de seguridad de la vacuna’, una revista para los padres que desean criar a sus hijos sanos, hay falsas advertencias de que las vacunas causan autismo y contienen células de fetos humanos abortados, según relata The New York Times.
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"Creemos que no hay mayor amenaza para la salud pública que las vacunas", concluye la publicación, lo que contradice el consenso científico de que las vacunas son generalmente seguras y altamente efectivas.
El manual, creado por un grupo llamado Padres que Educan y Abogan por la Salud de los Niños (PEACH, en sus siglas en inglés), está dirigido a judíos ortodoxos, cuyas comunidades en expansión se encuentran en el epicentro de uno de los brotes de sarampión más grandes en los Estados Unidos en décadas.
El manual de PEACH, con cartas firmadas por rabinos, se ha convertido en uno de los principales vehículos para la desinformación entre grupos ultraortodoxos.
Su mensaje se comparte en líneas directas y en mensajes de texto grupales.
"Las vacunas contienen ADN de mono, rata y cerdo, así como sangre de suero de vaca, todo lo cual está prohibido para el consumo de acuerdo con la ley dietética kosher", dijo Moishe Kahan, editor colaborador de la revista PEACH, en un correo electrónico citado por The New York Times.
El primer paso contra el peor brote de sarampión en la ciudad desde 1991 será preguntar a los residentes dónde han estado y con quién han entrado en contacto.
A partir de allí, las autoridades pedirán la información de esos contactos para entrevistarlos y tratarán de persuadirlos para que se vacunen si no lo han hecho ya y si no están inmunes a la enfermedad.
La municipalidad ha ofrecido ayudar a la gente a vacunarse, pero también ha advertido que cobrará multas de mil dólares a quien se niegue.
"Nuestro objetivo no es multar a nadie”, dijo el martes el alcalde Bill de Blasio.
"Nuestro objetivo es hacer que la gente se vacune, pero al mismo tiempo estamos tratando de convencer a la población de que se trata de un tema urgente”, añadió.
La orden de vacunarse comprende un estado de emergencia por salud pública que según expertos no ha sido declarado en Estados Unidos en tiempos recientes, en el que se pide a la población vacunarse o de lo contrario enfrentarán multas.
La situación ha suscitado reacciones ambivalentes en el barrio afectado de Brooklyn y ha sonado las alarmas entre grupos que defienden las libertades civiles.
De Blasio reconoció que se trata de una situación inusual, pero enfatizó que se debe a la simple magnitud de la crisis.
Las autoridades han detectado unos 285 casos de sarampión en Nueva York desde otoño pasado, comparado con apenas dos en todo 2017.
Es parte de un brote de 465 casos de sarampión a nivel nacional en lo que va de año, la segunda cifra más alta desde que la enfermedad fue declarada erradicada en el 2000.
La orden abarca cuatro zonas postales en Williamsburg, aunque hay algunas excepciones, como por ejemplo bebés menores de 6 meses.
El lunes, ordenó a las escuelas judías ortodoxas de la zona a excluir a niños que no estén vacunados bajo riesgo de ser clausuradas.
En una de esas escuelas, yeshiva Kehilath Yakov, el rabino David Oberlander aseguró que han realizado ingentes esfuerzos para asegurarse de que los niños sin vacunar no entren al plantel.
"Estamos tratando de controlar la escuela y estamos tratando de cumplir 100% con el Departamento de Salud”, dijo el maestro.
"Sin embargo, no podemos controlar a los padres”, agregó.