Tijuana (México), 16 nov (EFE).- Miembros de la caravana de migrantes centroamericanos avizoran una difícil o hasta imposible entrada a Estados Unidos y ya analizan opciones mientras esperan la llegada de miles de compatriotas a la ciudad mexicana de Tijuana.
Alojados en el deportivo Benito Juárez de Tijuana, a unos metros de la línea divisoria, los migrantes han descartado la opción de volver a su país o quedarse en México y esperan que las puertas de Estados Unidos se abran para "poder trabajar y ganar dólares".
"Tenemos que esperar a ver que solución hay. Ver que país se compadece de nosotros y nos da una visa de trabajo porque no nos podemos quedar en México", declaró a Efe Carlos Antonio, un hondureño que animado tiene a Canadá y a España entre su lista de países donde puede trabajar.
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"No venimos acá (la frontera México-EE.UU.) para quedarnos en México venimos a ganar dólares porque somos pobres en nuestro país", añadió.
Con varios días de estancia en Tijuana, los centroamericanos cargan con la presión de la falta de dinero y la incertidumbre sobre su futuro.
Muchos creen que el Gobierno mexicano no quiere ayudarlos y en cambio agradecen la ayuda humanitaria ofrecida por el pueblo mexicano durante su travesía por este país de más de un mes desde que cruzaron la frontera con Guatemala.
"México no es opción, es como estar en nuestro país, pero peor porque estamos sin familia", aseguró Josué Ayala, un excombatiente de la guerra de El Salvador, quien aseguró que salió de su país desde hace más de 15 años.
"Queremos ir a Estados Unidos a trabajar, superarnos y sacar adelante a nuestra familia, pero así como vemos la situación vemos que está muy difícil", agregó Josué.
Hace dos días, en Playas de Tijuana, la valla fronteriza fue reforzada por la patrulla fronteriza y los militares estadounidenses con rollos metálicos de material afilado en la parte alta para evitar que los migrantes puedan trepar.
"Yo fui a Playas y creo que no va haber manera de cruzar, pero tiene ceder el paso en el puente", dijo confiado el hondureño Luis Antonio.
Josue apoyó su dicho al señalar que una vez que llegue el resto de los miembros de la caravana de migrantes "veremos que podemos hacer con la ONU y con Derechos Humanos, porque por nosotros mismos no pudimos hacer nada".
Este viernes, en la garita de El Chaparral, que se ubica a unos metros de la entrada peatonal hacia Estados Unidos, integrantes de la comunidad LGBTI iniciaron su proceso para pedir asilo al anotarse en una lista de espera de más de 1.300 personas.
Al menos 9.000 migrantes centroamericanos, principalmente hondureños y salvadoreños, se mueven en diversas caravanas por el territorio mexicano con dirección a Tijuana.
Este viernes, la denominada segunda caravana de migrantes dejó la capital mexicana para viajar a Tijuana, lo que supone un recorrido de unos 2.200 kilómetros al noroeste que incluye escalas en varias ciudades, entre ellas las de Querétaro y de Guadalajara. EFE