Brett Kavanaugh, candidato de Donald Trump al Supremo de Estados Unidos, participó en una pelea en un bar que empezó cuando el hoy juez arrojó el contenido de su vaso a la cara de una persona, según un informe policial del que publica extractos The New York Times.
El altercado, sucedido en 1985, durante el segundo curso de Kavanaugh en la Universidad de Yale, llevó al juez a ser interrogado por la policía y acabó con la detención de uno de sus amigos.
El informe policial confirma el incidente que ya había revelado Chad Ludington, profesor universitario y compañero de universidad de Kavanaugh, en un comunicado que hizo público el domingo porque considera que el juez, en su comparecencia ante el Comité del Senado que debía valorar su idoneidad para formar parte de la más alta instancia judicial del país, no fue honesto respecto a su relación con el alcohol en sus años de estudiante.
Ludington ha confirmado que ha estado en contacto con el FBI, al que la Casa Blanca, a instancias de los senadores, encargó el pasado viernes una investigación de alcance limitado sobre Kavanaugh, de 53 años, antes de que el pleno de la Cámara alta se pronuncie sobre su nombramiento a finales de esta semana.
El objetivo de la investigación es arrojar luz sobre las acusaciones, formuladas en las últimas semanas por tres mujeres, de diferentes abusos sexuales por parte del juez en sus años de estudiante. Pero el foco del debate parece virar ahora hacia las incongruencias que empiezan a salir a la luz entre el relato del juez y la realidad.
Las denuncias, que el juez Kavanaugh rechaza con vehemencia y enmarca en una campaña de difamación orquestada por los demócratas, coinciden en describir un contexto de excesos y abuso de alcohol que degeneraba en comportamientos inadecuados con las mujeres.
En su comparecencia ante el Comité del Senado el pasado jueves, poco después de que la primera denunciante, Christine Blasey Ford, testificara en el mismo foro, el juez Kavanaugh admitió que ocasionalmente bebió “demasiadas cervezas”, pero rechazó que su consumo de alcohol en aquella época derivara en una actitud agresiva.
También han surgido inconsistencias en las declaraciones públicas de Kavanaugh con respecto a la segunda de las denunciantes, Deborah Ramírez, que acusa al juez de haberle puesto el pene en la cara durante una reunión de amigos para beber en un dormitorio en la Universidad de Yale.
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Según una información de la NBC, Kavanaugh y su equipo tuvieron conocimiento de la acusación antes de que se publicara inicialmente en The New Yorker, y maniobraron entre los amigos del juez para tratar de refutarla.
Los mensajes entre Kavanaugh y sus amigos, ahora revelados por la NBC, indican también que el juez y Ramírez tenían una relación social mayor de la que ha admitido él. Los mensajes revelan que el juez recibió una foto de un grupo de siete amigos de Yale, en una boda celebrada diez años después de su graduación, en la que salen Kavanaugh y Ramírez, que ejercieron de padrino y dama de honor, respectivamente.
El caso Kavanaugh ha provocado un fiero debate público en el país, acerca de si alguien sobre el que recaen esas acusaciones es o no el candidato idóneo para convertirse en el noveno juez del Supremo.
De confirmarse su nombramiento, que constituye una de las prioridades políticas de la Administración Trump, el equilibrio de la más alta instancia judicial del país se inclinaría a la derecha durante una generación.