Miami, 3 jul (EFE).- Una iglesia en Indianápolis (EE.UU.) colocó en una jaula una estatua del niño Jesús, la Virgen María y San José en protesta contra las políticas de "tolerancia cero" con los inmigrantes indocumentados del presidente Donald Trump, informaron este martes medios locales.
La Episcopalian Christ Church Cathedral de la capital del estado de Indiana aseguró que la instalación de la Sagrada Familia "en un centro de ICE (Servicio de Inmigración y Control de Aduanas)" representa su rechazo por la separación más de 2.300 menores centroamericanos de sus padres indocumentados detenidos en la frontera con México.
Con el nombre de "#EveryFamilyIsHoly" (Cada familia es sagrada"), el rector de la iglesia, Stephen Carlsen, aseguró en un comunicado que la Biblia "es clara respecto a cómo tenemos que tratar a las personas que están buscando seguridad para sus familias".
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"Tenemos que mostrar misericordia con ellos y acogerlos. Jesús, María y José no tenían hogar y huyeron del peligro para buscar asilo", dijo Carlsen de su éxodo a Egipto tras el nacimiento del niño Jesús.
"Es una manera perfecta de mostrar lo que está pasando. Son familias en jaulas. Esta es una familia que resuena a mucha gente", dijo al IndyStar Mark Reckart, miembro de esta iglesia.
Una iglesia de Indianápolis "detiene" en una jaula de metal al niño Jesús, la virgen María y San José para protestar por las políticas migratorias de Trump. https://t.co/XvgONAZEO6 pic.twitter.com/gO8y5S05hA
— Bricio Segovia (@briciosegovia) July 3, 2018
La escena de la natividad encerrada en una jaula fue colocada este lunes por la noche en el exterior de esta iglesia episcopal, cuyos clérigos asistieron a las protestas que tuvieron lugar el pasado sábado en todo el país bajo el lema "Families Belong Together" ("Las familias deben estar unidas").
Tras las críticas recibidas por su decisión de separar a las familias indocumentadas, Trump suspendió el pasado 20 de junio esta medida, pero ordenó que padres e hijos permanezcan retenidos juntos.
Mientras tanto, según las últimas cifras oficiales, poco más de 500 de los 2.300 menores separados han podido reencontrarse con sus padres.