Viajes en primera clase, guardaespaldas permanentes, gastos excesivos y un alquiler sorprendentemente barato, el escándalo por el estilo de vida del secretario de Medioambiente de Estados Unidos se acrecienta, pero el presidente Donald Trump le reitera su apoyo, satisfecho por su trabajo.
"Aunque los gastos de seguridad superan en algo a los de sus predecesores, Scott Pruitt recibió amenazas de muerte por su audaz trabajo en la EPA", tuiteó Trump.
"Un aire y un agua extraordinariamente limpios, al tiempo que hace economizar miles de millones de dólares a EEUU. El alquiler está más o menos al precio de mercado, gastos de viajes OK. Scott hace un muy buen trabajo!", agregó Trump en sus tuit para defender a Pruitt.
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Pruitt, que ganó reputación como fiscal general en Oklahoma defendiendo a las industrias fósiles, dirige desde el año pasado la Agencia de protección del medioambiente (EPA), encargado de una de las misiones prioritarias de la presidencia de Trump: desmantelar las medidas ambientales de Barack Obama.
Desde hace varios meses, Pruitt es acusado de un uso desmedido de aviones de la flota del gobierno o boletos de primera clase en aerolíneas regulares.
Un viaje a Italia de Pruitt, sus asesores y guardaespaldas para una reunión de ministros del grupo G7 y una visita privada al Vaticano costaron 120.000 dólares a mediados del año pasado, según la cadena CBS.
La EPA insiste en que todos los gastos cumplieron con las reglas de validación interna.
Pero estas revelaciones se suman a otras que involucran a más ministros de Trump, por lo que los demócratas de una comisión de control del Congreso denunciaron los "gastos extravagantes de transporte aéreo" del gobierno de Trump, exigiendo la realización de audiencias.
La comisión de la Cámara de Representantes, controlada por los republicanos, abrió una investigación en septiembre pasado sobre todas las prácticas de viaje de la administración.
Pruitt también está en la mira de los demócratas y algunas asociaciones después de que se revelara que estaba pagando apenas 50 dólares por noche para alquilar un apartamento de tres habitaciones cerca del Capitolio, propiedad parcial de una cabildera de Washington.
Además, el esposo de la dueña del apartamento también es el presidente de un importante grupo de presión, uno de cuyos clientes obtuvo el año pasado la aprobación de la EPA para el proyecto de un oleoducto.