FILADELFIA (AP) — Unos dos millones de personas se congregarán el jueves en el centro de Filadelfia para celebrar el primer cetro de Super Bowl de los Eagles y presenciar el desfile del trofeo Vince Lombardi.
El alcalde Jim Kenney exhortó a celebrar con pasión y orgullo, y advirtió que el “contingente de estúpidos” que causaron problemas tras la victoria de 41-33 el domingo sobre los Patriots de Nueva Inglaterra no debe participar.
Las autoridades iban a revelar los planes para el desfile el martes, diciendo que los fanáticos tendrán sorpresas, pantallas gigantes, viajes gratis en el metro e inodoros portátiles.
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Kenney dijo que espera que la concurrencia el jueves por la mañana sea más calmada que la que incluyó a personas que destrozaron vidrieras, voltearon un automóvil, comieron heces de caballo, derribaron la marquesina de un hotel y postes del alumbrado público y prendieron fuegos artificiales tras la victoria de los Eagles en el Super Bowl.
Dijo se confiscarán las bebidas alcohólicas, pero las autoridades no revelaron detalles de cómo lo harán en una muchedumbre tan enorme.
"Pienso que tendrá un tenor diferente, un elemento diferente”, dijo Kenney, sin mencionar los populares desfiles Wing Bowl y Mummers Parade en la ciudad, donde es común que la gente comience a beber desde temprano.
En contexto
La lluvia y el granizo que cayeron sobre Filadelfia buena parte del día remitieron justo cuando, en toda la ciudad, la gente empezó a salir de bares de deportes, apartamentos y casas.
Todos tenían un destino: la calle Broad.
Era una celebración que llevaban esperando 58 años.
El domingo por la noche, mientras Nick Foles lideraba a los Eagles de Filadelfia a una inesperada victoria en el Super Bowl sobre los Patriots de Nueva Inglaterra en Minneapolis, la escena en su ciudad, a más de 1.000 millas de distancia, era de júbilo y caos.
Se lanzaron fuegos artificiales. Los conductores hacían sonar sus bocinas. Jóvenes y mayores acudían a la calle Broad, el emblemático escenario donde pronto se celebrará un desfile para conmemorar el primer título de deporte profesional que gana la ciudad desde que los Filis ganaron la Serie Mundial en 2008.
“La ciudad se lo merecía”, dijo Lou Potel, de 66 años, que celebró una fiesta en su casa junto a la calle Broad antes de sumarse a la fiesta mucho mayor al aire libre. “Es una gran ciudad, y ahora tenemos un Super Bowl para acompañar”.