Donald Trump, el presidente de Estados Unidos que es considerado uno de los más controversiales en la historia de este país, ha dejado un impacto negativo para el turismo, el cual ha bajado en este 2017.
Con unas duras políticas migratorias no es difícil adivinar el porqué de esta situación, algo que los empresarios del turismo están empezando a cuantificar, según reporta BBC Mundo.
El caso de los visitantes mexicanos a Estados Unidos es un buen reflejo de esta tendencia. En su campaña presidencial en 2016, Donald Trump llegó a tratar de violadores y adjetivos similares a los inmigrantes mexicanos. Por eso, no es de extrañar que muchos potenciales turistas de ese país no se sientan tan bienvenidos en Estados Unidos en la era Trump.
Los mexicanos son la segunda nacionalidad más representada entre los visitantes extranjeros a Estados Unidos, apenas superados por los canadienses. Uno de cada cuatro turistas extranjeros en el país tiene pasaporte mexicano.
Y en 2017 muchos de ellos cancelaron sus visitas. Entre enero y septiembre de 2017 el número de visitantes mexicanos a Estados Unidos cayó en 6% comparado con el mismo periodo en 2016, según cifras oficiales del gobierno de EE.UU.
En los primeros cinco meses de 2017, el número absoluto de visitantes extranjeros cayó en cerca de un millón de personas, una disminución del 2,8% frente al año anterior.
Una estimación de la consultora Oxford Economics, citada en el diario The New York Times, calculaba el costo solo en el primer trimestre de 2017 en US$2.700 millones.
Adam Sacks, de Tourism Economics, le dijo a BBC Mundo que en el primer semestre de 2017, el número de mexicanos visitando a Estados Unidos cayó en 9,7%, en otras palabras 857,000 mexicanos menos que en el primer semestre de 2016.
Aún con todo esto, habrá quién argumente que la atracción que ejerce Estados Unidos es tal que, siempre habrá millones de visitantes dispuestos a tomarse la foto en los parques de Disney en Florida, el Cañón de Colorado, el edificio Empire State de Nueva York o tantos otros iconos turísticos de esta nación.
Pero las cifras empiezan a dejar claro que la hostilidad que el mundo percibe en los estadounidenses frente a los extranjeros de muchos países, no saldrá gratis a la industria turística.