Washington, 15 nov (EFE).- En el Capitolio de Estados Unidos hay dos congresistas que acosan a las mujeres. Son la punta del iceberg de una cultura silenciada en el Legislativo que denunciaron las congresistas Jackie Speier y Barbara Comstock, alentadas por el movimiento "Me too", que ya ha hecho temblar a Hollywood.
"Hay dos miembros del Congreso, uno republicano y otro demócrata, ahora mismo en activo, que han protagonizado acoso sexual", dijo Speier durante una audiencia este martes ante un comité de la Cámara Baja del Legislativo estadounidense.
La congresista no reveló los nombres de los señalados, pero sí denunció "tocamientos", "proposiciones" y exhibicionismo.
"Muchas de nosotras, en el Congreso, sabemos lo que es, porque el Congreso ha sido durante demasiado tiempo caldo de cultivo de un ambiente de trabajo hostil", dijo Speier, quien hace unos días confesó haber sido víctima de acoso sexual en el Capitolio hace años, antes de ser congresista.
Ante el mismo comité, Comstock relató la desagradable experiencia de una joven trabajadora del Capitolio que acudió a la casa de uno de los congresistas señalados para entregarle unos documentos. Una vez ahí, el congresista la recibió semidesnudo, solo con una toalla en la cintura que se quitó para mostrarle sus genitales.
El canal CNN confirmó estas y otras acusaciones de acoso sexual con medio centenar de fuentes legislativas, entre congresistas y excongresistas, trabajadores y extrabajadores.
"La mitad son acosadores", dijo una congresista bajo condición de anonimato sobre sus colegas varones del Hemiciclo.
Una extrabajadora de la Cámara Baja, también bajo condición de anonimato, afirmó que los hombres "no tienen autocontrol" en un ambiente con "tantas mujeres jóvenes", en referencia a asesoras y estudiantes en prácticas.
Las normas del Capitolio marcan un auténtico camino de obstáculos para las víctimas que quieren denunciar: un proceso que dura más de tres meses, con cláusula de confidencialidad incluida, además de una mediación en la que el victimario está representado por el Congreso y teniendo que convivir con el acosador durante todo ese tiempo.
Los eventuales pactos salidos de este proceso para esconder bajo las alfombras del Congreso los casos de acoso son secretos y sufragados con dinero público.
Ante la indefensión del proceso, las mujeres que trabajan en el Congreso han establecido un mecanismo de autodefensa con normas no escritas, como ser especialmente cuidadosas con los legisladores que duermen en sus oficinas o no coincidir a solas con congresistas en ascensores, reuniones nocturnas u eventos bañados de alcohol.
También corre de boca en boca una "lista de indeseables" con los nombres de los congresistas propensos a tener un comportamiento inadecuado, de acuerdo con CNN.
Todo esto es algo que quiere cambiar Speier aprovechando el impacto en la sociedad estadounidense que ha tenido el movimiento "Me too" (yo también), con el que millones de mujeres en todo el mundo han denunciado haber sufrido agresiones sexuales.
La legisladora presentará hoy un proyecto de ley para detectar, en primer lugar, el "verdadero alcance" del problema.
Speier también quiere eliminar la actual mediación, proveer un mejor apoyo a las víctimas, dotar de transparencia al proceso, sufragar la defensa de los estudiantes en prácticas que denuncien y que los acosadores paguen de su bolsillo los pactos.
Además de esto, el presidente de la Cámara Baja, Paul Ryan, anunció este martes una formación antiacoso para congresistas y trabajadores, medida similar a la adoptada la semana pasada por el Senado.
Con los señalamientos a los dos congresistas acosadores, el movimiento "Me too" logró adentrarse en el Congreso después de haber convulsionado al corazón de Hollywood.
Decenas de mujeres han denunciado en las últimas semanas al poderoso productor Harvey Weinstein por agresiones sexuales de todo tipo, violaciones incluidas.
También han sido objeto de denuncias de acoso y agresión sexual actores como Kevin Spacey, Dustin Hoffman, Louis C.K. y Ed Westwick, así como cineastas como Brett Ratner y James Toback, mitos convertidos ahora en apestados.