Washington, 7 jun (EFE).- El presidente de EE.UU., Donald Trump, presentó hoy en Cincinnati (Ohio) su estrategia para mejorar la red nacional de infraestructuras y volver a ser un país "de constructores", que implica más libertad de acción a las autoridades estatales y locales, menos regulaciones ambientales y apoyo privado.
"Ha llegado el momento de recuperar nuestro legado de nación de constructores", proclamó Trump en un discurso a la orilla del río Ohio acompañado de líderes empresariales y sindicales, y de trabajadores de sectores como el minero y el siderúrgico, donde el mandatario prevé crear empleos con su plan.
Según Trump, durante su campaña electoral el año pasado, pudo ver de primera mano infraestructuras "desmoronadas" en todo el país y se encontró con comunidades "desesperadas" por tener nuevas carreteras y puentes.
"El pueblo estadounidense merece la mejor infraestructura del mundo", enfatizó el magnate, cuya fortuna proviene precisamente del negocio de la construcción, al denunciar que en los últimos años el Gobierno federal ha gastado "billones y billones" de dólares en el extranjero mientras se dejaba al país en un "estado de abandono".
De acuerdo con la Casa Blanca, el sistema de infraestructuras de EE.UU. ha caído al puesto duodécimo en el ránking mundial y eso es "inaceptable".
La propuesta presupuestaria que el Gobierno de Trump presentó en mayo incluye 200.000 millones de dólares de gasto federal para infraestructuras, dentro del billón total que pretende lograr en inversiones en el sector con la ayuda del sector privado.
Además, el presidente quiere dar más libertad a las autoridades estatales y locales para que puedan hacer frente a sus propias "necesidades críticas" de infraestructura y asociarse con empresas privadas si así lo consideran.
Otro de los objetivos de Trump es "reducir drásticamente" el tiempo de espera en la aprobación de proyectos de infraestructura, frenados en los últimos años por "capas de regulaciones ambientales" que han elevado los costes y alargado los plazos, según la Casa Blanca.
Trump recordó hoy que el célebre puente Golden Gate de San Francisco se construyó en "cuatro años", al considerar que no tiene sentido que en la actualidad pueda llevar más de una década aprobar y ejecutar proyectos de infraestructura.
"Es hora de reconstruir nuestro país, traer de vuelta nuestros empleos, restaurar nuestros sueños y, sí, de poner a Estados Unidos primero", exclamó Trump.
El mandatario pidió unidad entre republicanos y demócratas en el Congreso para aprobar las inversiones necesarias para infraestructura, pero su propuesta ya ha sido cuestionada por algunos legisladores.
Entre ellos está el senador demócrata y exaspirante presidencial Bernie Sanders, quien alertó en un comunicado de que el plan de Trump se basa en "esquemas de privatización" para financiar obras de infraestructura que, en última instancia, solamente van a beneficiar a "inversores ricos".
Dentro de una semana en la que la Casa Blanca está queriendo centrarse en las propuestas de la agenda de Trump para intentar evitar críticas a su gestión y las polémicas de la investigación de la trama rusa, el presidente propuso el lunes al Congreso una ley que privatice el control del tráfico aéreo.
Además, a su llegada hoy a Cincinnati, Trump se reunió con "víctimas" de la reforma sanitaria promulgada por su predecesor en la Casa Blanca, Barack Obama.
Tanto en su encuentro con esas víctimas como luego en su discurso, Trump insistió en que esa reforma, conocida popularmente como "Obmacare", está en una "espiral de muerte" y es urgente eliminarla y reemplazarla por una nueva ley, como él prometió durante la campaña.
La Cámara de Representantes aprobó un proyecto de ley, avalado por Trump, para terminar con "Obamacare", pero su ratificación en el Senado se prevé mucho más complicada, sobre todo tras la publicación de un informe no partidista que vaticina que la alternativa republicana dejaría sin cobertura médica a 23 millones de personas en una década.
Para tratar de impulsar su agenda legislativa, que prioriza el fin de "Obamacare" y aprobar una reforma fiscal, Trump se reunió el martes en la Casa Blanca con los principales líderes republicanos en el Congreso, entre ellos el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, y el líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell.