Con su decisión de retirar a Estados Unidos del acuerdo climático de París, el presidente Donald Trump asestó un golpe brutal a los esfuerzos mundiales para combatir el calentamiento global y distanció al país de sus aliados más estrechos.
Trump alegó que su decisión es "una reafirmación de la soberanía estadounidense" y que fue "elegido para representar a los ciudadanos de Pittsburgh, no los de París".
Dijo que Estados Unidos podría tratar de regresar al acuerdo bajo condiciones más favorables o iniciar "una transacción totalmente nueva", pero indicó que no era una de sus prioridades. "Si podemos, muy bien. Si no podemos, está bien", dijo.
Los científicos dicen que la Tierra probablemente alcanzará niveles más peligros de calentamiento como resultado de la decisión de Trump porque la contaminación genera contribuye enormemente a elevar las temperaturas. Los cálculos apuntan a que el retiro podría redundar en emisiones adicionales de 3.000 millones de toneladas anuales, suficiente para acelerar el derretimiento de las capas polares, la elevación del nivel del mar y provocar fenómenos climáticos extremos.
Al abandonar la principal campaña mundial contra el calentamiento global, Trump cumplió una de sus principales promesas de campaña después de varias semanas de generar suspenso sobre su decisión.
La Casa Blanca indicó que seguirá el proceso prolongado que indica el acuerdo. Eso significa que Estados Unidos permanecerá en el acuerdo, al menos formalmente, durante otros tres años y medio, lo que garantiza que el asunto seguirá planteado en la próxima campaña electoral presidencial.
Sin embargo, Trump declaró, enfatizando cada palabra: "A partir de hoy Estados Unidos dejará de aplicar el acuerdo no vinculante de París".
Está distanciándose de muchos de los aliados más firmes de Estados Unidos. Algunos de sus principales asesores, entre ellos su hija Ivanka Trump, se opusieron a la decisión.
Bajo el anterior presidente Barack Obama, Estados Unidos había acordado que para 2025 reduciría sus emisiones en un 25% con respecto a los niveles de 2005, pero los objetivos nacionales son voluntarios, lo que daba margen a los casi 200 firmantes del acuerdo a modificar sus compromisos.
Los gobernantes de Francia, Alemania e Italia "deploraron" la decisión de Trump y expresaron dudas sobre posibles cambios en el acuerdo.
"Consideramos que el impulso generado en París en diciembre de 2015 es irreversible y creemos firmemente que el Acuerdo de París no se puede renegociar, ya que es un instrumento vital para nuestro planeta, sociedades y economías", escribieron el presidente francés Emmanuel Macron, la canciller alemana Angela Merkel y el premier italiano Paolo Gentiloni.