Los científicos muestran preocupación por el destino de los presupuestos previstos por la administración de Donald Trump para investigaciones.
Científicos estadounidenses consideran que la administración del presidente Donald Trump carece de una estrategia global para financiar el amplio campo de la investigación científica y su divulgación.
A partir de la propuesta del presupuesto planteada para 2018, el gobierno de Trump planea recortes en los estratégicos Institutos Nacionales de Salud, el Departamento de Energía, el Servicio Geológico, y la Agencia de Protección Ambiental y la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica.
El plan del presupuesto no dice nada sobre el gasto en la National Science Foundation (NSF), por ejemplo. También es silencioso en las carteras de investigación del Instituto Nacional de Estándares y Tecnología y el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, aunque los defensores de la ciencia no son optimistas acerca de sus perspectivas.
La visión de Trump para el año fiscal 2018 que comienza el 1 de octubre se resume en un "presupuesto flaco" de 62 páginas que se desarrollará en mayo.
Sin embargo, los miembros de los comités de apropiaciones del Senado y de la Cámara de Representantes ya han expresado serias dudas sobre los recortes para los Institutos Nacionales de Salud.
Christine McEntee, que encabeza la Unión Geofísica Americana en Washington, señaló que "si se promulga, sería un retroceso para el progreso científico", de acuerdo con un texto de la revista Science.
Los científicos tienen una preocupación más inmediata: el destino de los presupuestos de investigación de este año.
Todas las agencias están bajo un congelamiento de gastos que entró en vigor el otoño pasado después de que el Congreso no aprobara un presupuesto para el 2017.
Ese congelamiento, llamado resolución continua (CR), bloquea cualquier aumento de gastos o nuevas iniciativas, incluyendo un plan bipartidista ya negociado para impulsar los presupuestos de los Institutos Nacionales de Salud hasta por dos mil millones de dólares.
El pasado 19 de febrero, científicos, estudiantes y otros colectivos protestaron en Boston contra los recortes en investigación y la postura de Trump sobre el cambio climático.
Ahora la protesta se masifica, pues se espera que el venidero 22 de abril, miles de investigadores se movilicen y manifiesten contra Trump, en 294 ciudades de Estados Unidos.
Un centenar de asociaciones que representan a cientos de miles de investigadores se han adherido ya a la Marcha para la Ciencia, que se celebrará con un acto central en Washington y manifestaciones en otras 293 ciudades.