De los 2.900 bebés que nacieron el año pasado en el condado de Cabell, West Virginia, 500 debieron ser destetados debido a una dependencia a un opioide.
En Ohio, los condados alquilan contenedores refrigerados para almacenar el creciente número de cadáveres de víctimas de sobredosis.
En New Hampshire, los hospitales tienen tantos pacientes por sobredosis, que deben tratarlos en salas de operaciones y enfermerías neonatales.
Y en el condado de Palm Beach, Florida, donde el presidente Donald Trump pasa los fines de semana, solo el viernes 10 personas murieron por sobredosis, probablemente de una partida contaminada con fentanyl, un poderoso opioide sintético para calmar el dolor.
– Suben muertes por sobredosis –
Más de 33.000 personas murieron en el país en 2015 por sobredosis de opioides, un aumento de 15,5% con respecto a 2014.
Ello equivale a un récord de 10 muertes por sobredosis cada 100.000 habitantes -10 veces más que en 1971, cuando el gobierno declaró la guerra contra las drogas.
Pero mientras que seis años atrás cuatro de cada cinco muertes por sobredosis obedecían a analgésicos opioides como oxycodone e hydrocodone, ahora la heroína y la heroína con fentanyl son responsables de casi la mitad de los fallecimientos.
En Cabell, la tasa de muertes por sobredosis es de aproximadamente unas 30 por cada 100.000 habitantes, ni siquiera la más elevada de West Virginia, el estado más golpeado por la crisis de adicción.
El abogado Paul Farrell presentó la semana pasada una demanda de los condados Cabell y el vecino Kanawha por daños y perjuicios contra las farmacéuticas por inundar el estado de opioides.
"Mi comunidad se va muriendo a diario", dijo Farrell. Uno de cada seis nacidos en la zona sufre de síndrome de abstinencia neonatal, que la madre adicta traspasa a su bebé.
"El hospital tiene que mecer a estos bebés 24 horas diarias mientras gritan su salida de la adicción", dijo el letrado, que agregó que condados como estos no tenían más opción que obligar a las farmacéuticas a pagar por los presentes y futuros costos de la crisis.
"Lo que pedimos no es solo que sean responsabilizados por violar abiertamente las leyes federales y estatales, sino que enmienden el daño causado para evitar crear otra generación de adictos", afirmó.