Jon Jones envió a Stipe Miocic al retiro con una impresionante patada hacia atrás a las costillas, y se valió de una serie de golpes en la cabeza en el tercer asalto para retener el campeonato de peso pesado de la UFC.
El combate de Jones, concluido el domingo por la madrugada, fue el evento principal de la función UFC 309 en el Madison Square Garden.
Jones posó y jugó con la multitud en la cima del octágono. El guion del combate estuvo bien definido desde el primer instante del pleito mundialista. Jon Jones, más largo y ágil, pretendía mantener fuera de alcance a Miocic con largos jabs y su fulminante pateo.
El aspirante, por su parte, quería sorprender al monarca con largas combinaciones de golpes mientras avanzaba hacia la guardia de Bones.
Herb Dean no quiso ver más. En una acción aislada, el neoyorquino conectó una patada giratoria sobre las costillas de Stipe Miocic y mandó al aspirante a la lona. Dolorido, el contendiente sólo tuvo que aguantar la corta lluvia de golpes que propició Bones para asegurar su victoria.
Jones, el mejor artista marcial mixto de todos los tiempos fue, es y será el mayor talento que jamás haya pisado un octágono y, actuaciones como esta, corroboran que el mundo presencia a un tipo de otro planeta.