Al momento de escribir esta nota ya prácticamente hemos visto a todas las selecciones con su primer partido del Mundial Catar 2022. Y obvio que se han registrado sorpresas, algunas amargas y otras esperanzadoras; pero sin duda que un protagonista fuerte ha sido el VAR, específicamente con el nuevo sistema del fuera de juego.
He visto cantidad de comentaristas, sobre todo de Argentina, vociferar y condenar la decisión de emplear el VAR con esos nuevos sensores y tecnología de precisión. Apuntan a que eso va en contra de la «naturaleza del fútbol». Además, dicen que va en detrimento de los delanteros y jugadas ofensivas, pero no es así, simplemente son cambios que el deporte sí o sí debe tener.
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Aun así, hay que admitir que hay campo para las mejoras. De hecho, se comprobó que en el gol anulado a Lautaro Martínez, el árbitro que le tocó aplicar el VAR (siempre son humanos detrás de la tecnología a final de cuentas), no marcó al defensor correcto. En otras palabras, un error humano.
Pero aun con todo eso, estamos en 2022, ya casi 2023. Basta ver lo que tenemos en la mano, con lo que seguramente estás leyendo este artículo, para que te des cuenta la velocidad de evolución tecnológica en todos los campos. Y el deporte debe seguir ese ejemplo. Si se puede emplear tecnología para mejorar la decisión de un árbitro ¿qué de malo tiene? ¿O es que por un error vamos a condenar la tecnología siempre?
Claro, se molestan porque dicen que es demasiado riguroso, pero… ¿Han visto cómo es el Tenis? ¿Acaso creen que hace 20 años era así con los famosos «challenge» o el Ojo de Halcón? Finalmente, esa tecnología llega al fútbol con el VAR.
El VAR es un aporte al fútbol moderno
Estamos entonces ante un cambio que es complicado, sí, no lo niego. Es durísimo aceptar un Fuera de Juego por centímetros, por un brazo incluso; pero esas son las reglas.
Además, desde que existe el Fuera de Juego ha sufrido muchos cambios: Que si el pie está en línea, que si el cuerpo o torso, etc. Pero desde mi punto de vista, esta tecnología quita cualquier interpretación errónea y genera una precisión indiscutible. No hay más espacios para dudas.
Los retractores y los enojones existirán siempre, son los que se resisten a los cambios generacionales. No comprenden que todo en esta vida puede cambiar o mejorar, nada es estático. Si hasta los balones han venido cambiando, por qué quejarse por un VAR que ayuda a despejar atrás los cuestionamientos arbitrales. O bueno, al menos a eso tiene que enfocarse.
Obvio, también comprendo que en esa picardía de las decisiones polémicas está una buena esencia del fútbol.
Maradona, el mayor astro de fútbol en la historia, no habría logrado la «Mano de Dios» con la tecnología de hoy. Y está bien, son momentos que se dan según las épocas. Lo que pasa es que simplemente en la actualidad eso ya no es posible.
De esta forma, solo me queda decir que el VAR aunque resulte incómodo, sí es necesario para limpiar asperezas arbitrales en el fútbol moderno, por más que nos guste o no. Lo que sí hace falta es la inmersión total del arbitraje, para evitar errores como el de Argentina.