El traje de gato negro con el que se presentó en París fue un recordatorio de que nadie genera más atención en un Grand Slam que Serena Williams.
Llegó a la final en Wimbledon y el U.S. Open, y demostró una vez más que aún puede jugar sin importar lo poco que entrene.
Williams no ganó esos torneos, ni ningún otro, lo que en cualquier otra situación habría sido un año para el olvido para Serena.
Pero el 2018, fue un año memorable.
Su regreso al tenis después de sufrir serios problemas de salud tras el alumbramiento de su hija fue un triunfo por sí solo, y por ello recibió por quinta ocasión el reconocimiento de The Associated Press como la Mujer Deportista del Año.
Williams recibió 93 puntos en las votaciones entre editores y directores de noticias de Estados Unidos, anunciadas el miércoles, mientras que la gimnasta Simone Biles obtuvo 68. La jugadora de básquetbol de Notre Dame Arike Ogunbowale quedó tercera, seguida de la snowboarder Chloe Kim y la nadadora Katie Ledecky, ganadora de la designación de la AP el año pasado.
Todas ellas obtuvieron al menos un título en 2018, mientras que Williams tuvo que conformarse con quedarse cerca.
Ya con 37 años de edad, la madre primeriza se enfrenta a algunas jugadoras que ni siquiera habían nacido cuando ella se volvió profesional en 1995. Pero Williams ya no es la misma persona que ganó 23 títulos de sencillos de Grand Slam, el último de ellos en el Abierto de Australia de 2017, cuando estaba embarazada.
“Sigo esperando volver a ser la Serena que solía ser, y no sé si volveré a serlo, física, emocional o mentalmente. Pero estoy en proceso”, dijo Williams antes de la final del U.S. Open. “Siento que me queda un largo camino por delante. Una vez que llegue, espero poder jugar mejor”.
El Deportista del Año será anunciado el jueves.
Solo Babe Didrikson Zaharias tiene más premios como Mujer Deportista del Año, uno como atleta de pista y cinco más como golfista.
Los reconocimientos previos de la AP a Williams en 2002, 2009, 2013 y 2015 fueron por su dominio. Ahora lo obtuvo por su perseverancia.
Williams desarrolló coágulos después de dar a luz a su hija Alexis Olympia Ohanian Jr. el 1 de septiembre de 2017, por lo que se le practicaron cuatro operaciones adicionales. Volvió a la gira de la WTA en marzo y participó en tan solo un par de eventos antes de Roland Garros, donde jugó con un traje de gato negro.
Dijo que el atuendo — utilizado, en parte, por motivos de salud — la hacía sentir como súper heroína, pero su nivel de juego no estuvo a la altura. Tuvo que retirarse del Abierto de Francia por una lesión en el pectoral derecho y no volvió a jugar hasta Wimbledon, en donde perdió la final ante Angelique Kerber.
Williams volvió a quedarse en el camino en Nueva York, donde cayó ante Naomi Osaka en una final que será mejor recordada por su discusión con el juez de silla Carlos Ramos, quien había sancionado a Williams por recibir instrucciones de su entrenador y posteriormente la castigó con un punto por llamarle “ladrón”.
Con la derrota, Williams continúa con un título menos que Margaret Court, quien posee el récord de más cetros de Grand Slam.