Kerber derrota a Williams 6-3, 6-3 en final de Wimbledon

angelique

Angelique Kerber fue tan firme, tan paciente y tran precisa en la final femenina de Wimbledon que su rival Serena Williams no tuvo la menor oportunidad.

Kerber cubrió toda la cancha y eligió a la perfección los espacios para sus devoluciones en una victoria por 6-3, 6-3 sobre Williams en la final.

“Sabía que tenía que jugar mi mejor tenis contra una campeona como Serenna”, dijo Kerber, la primera alemana que gana en Wimbledon desde Steffi Graff en 1996.

Le quitó a Williams la posibilidad de ganar su octavo título en Wimbledon y su 24to Grand Slam, lo que hubiera igualado el récord de Margaret Court.

La estadounidense de 36 años jugó su cuarto torneo desde que dio a luz a una niña hace 10 meses y medio y luego tuvo un problema grave de salud.

Después de una ausencia tan larga, Williams dijo que le complacía haber llegado tan lejos. Desde luego, también quería ganar.

“A todas las mamás, jugué por ustedes hoy, y lo intenté”, dijo con voz temblorosa durante la entrega de los trofeos.

“Angelique jugó realmente bien”, dijo Williams. “Fue una locura”.

Kerber cometió apenas cinco errores no forzados en el partido, contra 24 de Williams. Además, quebró el saque de Williams en cuatro ocasiones.

Es el tercer título de Grand Slam para Kerber, de 30 años, quien derrotó a Williams en la final del Abierto de Australia 2016 y ese año ganó el U.S. Open.

La final comenzó con más de dos horas de demora porque la semifinal masculina entre Novak Djokovic se prolongó desde la noche anterior, hasta que el serbio ganó en cinco sets.

Williams ganó los primeros dos puntos, pero tuvo cuatro errores seguidos y le quebraron el saque. Fue parte de una racha en la que perdió ocho de nueve puntos. Además, los seis primeros errores no forzados del partido fueron suyos. Al final del primer set, la disparidad era de 14-3.

Eso no se perdona contra una jugadora de la calidad de Kerber. Intentar un passing shot con ella es como intentarlo con una pared: no hay huecos.

La zurda corría por la base, aquí y allá, con una combinación de rapidez y anticipación para pelotas que parecían winners pero que no bastaban para poner fin a un punto. Se agazapaba y en alguna ocasión ponía rodilla en tierra para una devolución.

Pero Kerber no es pura defensa. En los últimos años se ha vuelto más agresiva, como lo demostró el sábado en un par de reveses para lograr una ventaja de 4-2 en el segundo set.

Poco después, estaba tendida en el césped, festejando el triunfo y manchando su vestido blanco con tierra.