Sloane Stephens no tembló ante el escenario y lo que estaba en juego en su primera final de Grand Slam. Su rival, Madison Keys, sí que no pudo con la presión del momento.
Stephens impuso su voluntad con una incontestable victoria 6-3, 6-0 ante su amiga Madison Keys en la final del Abierto de Estados Unidos para conquistar el sábado, coronando un espectacular ascenso tras perderse 11 meses por una cirugía en el pie.
“Debería retirarme ahora mismo”, bromeó Stephens. “Le he dicho a Maddie que nunca podré superar esto. Vaya clase de retorno”.
Stephens, 83 en el ranking mundial, es apenas la segunda mujer sin preclasificación en coronarse campeona del torneo en la era abierta, a partir de 1968.
"No tengo palabra para describir el cómo he llegado a este momento, todo el proceso”, indicó Stepens. “Si le cuentas a alguien esta historia, dirán que ‘eso es de locos’”.
Esta fue la primera final femenina con dos jugadores estadounidenses en Flushing Meadows desde 2002, cuando Serena Williams venció a Venus Williams.
También fue apenas la segunda ocasión en la era abierta que en Nueva York se produjo un duelo entre dos mujeres debutantes en la final de un grande.
Y Stephens fue la que mejor respondió ante las circunstancias, llevándose los últimos ochos games, con apenas seis errores no forzados — Keys acumuló 30 — en 61 minutos de dominio abrumador.
Keys, de 22 años, y Stephens, de 24, se conocen desde hace mucho tiempo y son muy amigas. Ambas se consolaban con conversaciones por teléfono y mensajes de texto al inicio de 2017, cuando las dos se perdieron el Abierto de Australia tras someterse a cirugías — Keys en su muñeca izquierda, Stephens en su pie izquierda.
Cuando el partido culminó, las dos se fundieron en un abrazo en la red. Mientras esperaban el inicio de la ceremonia de premiación, Stephens se sentó en la silla colocada al lado de Keys y se pusieron a charlar.
Bajo un cielo azul, y en condiciones más frías de lo habitual, Keys (15ta preclasificado) inició la pulseada soltando con todo sus saques, generando un par de aces en el primer game. Pero eso no duró.
En el tercer game de Keys con su saque, Stephens devolvía con confianza. Keys parpadeó primero, con cuatros errores para facilitar el primer quiebre y quedar abajo 3-2 tras 12 minutos. Esos fallos se acumularon, al depositar en la red o mandar afuera tiros que hubieran sido de rutina, evidente señal de nervios.
Keys fijó la mirada hacia su entrenadora, la ex número uno del mundo Lindsay Davenport, en un palco del estadio Arthur Ashe, buscando algo de guía. Durante un cambio de lado, se sentó en su silla y se cubrió el rostro con la toalla blanca. Tras sufrir otro quiebre que le dejó abajo 4-0 en el segundo set, el sexto juego que cedió ante Stephens, Keys descargó su frustración azotando una pelota.
Con tanta ayuda del otro lado de la red, Stephens no tuvo que ser espectacular, sólo sólida y así lo hizo. Apenas acumuló dos errores no forzados en todo el primer set, 15 menos que Keys, y solo dos de los 30 puntos de Stephens en el primer parcial fueron por vía de sus propios winners.
"Sloane es un de las personas que más aprecio y jugar contra ella fue muy especial. Es obvio que no he jugado mi mejor tenis y estoy decepcionada”, dijo Keys. “Si me tocaba perder hoy, me alegra que fue ante ella”:
Las dos siguieron divirtiéndose durante la premiación. Cuando Stephens recibió el cheque de 3,7 millones de dólares para la campaña, sujetó el brazo de Keys, haciendo que estaba por desmayarse por el monto.
"¡Es mucho dinero!", dijo Stephens. Con la mirada puesta en el cheque, Keys bromeó: “yo se lo puedo guardar”.
Hace un año, Stephens se perdió el US Open por lo que acabó diagnosticándose como una fractura de estrés en el pie izquierdo. Se lo operó en enero y no fue hasta julio que debutó en la temporada, cayendo en la primera ronda de Wimbledon. También perdió su próximo partido, en Washington.
Desde entonces, tiene marca de 15-2, y su ranking ha subido como la espera, de estar fuera de las 900 primeras para abrirse paso dentro del Top 20 a partir del próximo lunes. Y no se olviden: será por siempre una campeona de Grand Slam.
“Son cosas que se conjuntan”, dijo Stephens. “Es lo que ha pasado en las últimas seis, cinco semanas”.