El serbio Novak Djokovic, segundo favorito, sufrió pero supo reaccionar a tiempo ante el francés Gilles Simon, al que se impuso por 6-3, 3-6 y 7-5, en 2 horas y 32 minutos, accediendo a la tercera ronda del Masters 1000 de Montecarlo.
Tan mal lo pasó Djokovic (n.2 ATP), que vio como Simon (n.32 ATP), en el tercer, y definitivo, set, con ventaja de 5-4, sirvió para llevarse el partido. Pero se le agarrotó el brazo al francés.
Y es que la confrontación vio a un Djokovic bajo de tono y a remolque del rival a partir del cuarto juego del segundo set, al que llegó tras haberse impuesto en la primera manga (rotura decisiva del saque de Simon en el octavo juego) y con un favorable 2-1 (se hizo con el servicio del francés en tercero).
Pero, a partir de ahí, el serbio apareció apagado, lo que fue aprovechado por el francés, que empezó a machacar el revés de Djokovic, para hacerse con los cuatro siguientes juegos y ponerse con un favorable 5-2.
Djokovic, que va por la parte baja del cuadro donde está el español Rafael Nadal, parecía cansado, incluso se empezó a tocar un hombro, aunque pudo conservar su saque en el octavo juego. Eso sí, un Simon subido de moral se hizo con el set.
Tanto sufrió Djokovic, sin ritmo y con semblante serio en todo instante, que, en la tercera manga, vio como Simon le rompía el saque en el quinto juego (igualaría inmediatamente el serbio) y, sobretodo, se ponía con un favorable 5-4 (nueva rotura del francés) y saque para matar el partido.
Pero al francés, que de las anteriores once confrontaciones entre ambos sólo se había impuesto en la primera de ellas (Marsella 2008), se le empezó a agarrotar el brazo, empezó a fallar, y eso no lo perdonó la calidad de Djokovic.
Le bastó subir un poco el tono de su juego, tanto como bajo el de su rival, para que Djokovic, que tras igualar 5-5 pidió irónicamente el apoyo de un público que parecía volcado con Simon, se apuntase los tres siguientes juegos y se llevase un partido que tuvo muy complicado de ganar.