León es la capital mariana del país porque ahí surge la fiesta de Gritería y se mantiene ese fervor entre las familias, que se transmite de generación en generación. TN8 visitó algunos hogares para conocer el origen de su devoción.
Al caer la tarde en la Ciudad Universitaria, muchas personas acuden al parque central donde se han elaborado hermosos altares en honor a la Concepción de María.
Teniendo por fondo la majestuosidad de la Catedral, frente al altar construido por la municipalidad, con alegría y devoción; se realiza una novena pública en la que muchos participan y constituye un preámbulo de la fiesta mariana más importante de Nicaragua y originaria de León: la Gritería.
«Aquí es donde surge el grito de ‘¿Quién Causa Tanta Alegría? ¡La Concepción de María!’, promovido por los frailes franciscanos que vinieron a Nicaragua y llegaron a El Viejo, Granada y León. Aquí lo hacemos casa por casa»; dijo Israel García, periodista e historiador leonés, responsable del rezo de la novena.
Devoción a la Virgen inculcada por la Tía Eva
Y es que una de las principales características de León es la devoción a la Virgen María, la cual en muchos casos ha sido transmitida de generación en generación. Es el caso de Doña Benita del Carmen Brand, habitante del barrio San Juan, quien heredó esa hermosa tradición de su tía fallecida hace 37 años, llamada Eva Francisca Brand.
«Ella celebraba la Purísima, la novena, hacia la última noche de la Purísima muy pomposa, hacia sus gofios, sus ayotes en miel y ahora solo rezamos entre nosotros mismos el novenario, pero siempre estamos con el fervor de ella»; narró la humilde mujer.
Es en memoria de esa tía, que fue una segunda madre, que todos los miembros de la familia contribuyen en la medida de sus posibilidades para no dejar morir esta tradición que inclusive es transmitida a las nuevas generaciones.
«Eso es algo que les hemos inculcado a ellas (sus nietas) y que queremos que ellas lo logren así como nosotros lo hemos logrado: que amen a María Santísima, porque amándola a Ella, estaremos siempre unidos ante Dios y la fe»; agregó Doña Benita.
La Purísima fue el último deseo de una madre
Así mismo, la familia de Doña Irma Téllez Arteaga del barrio Guadalupe es otra que reza la novena y celebra la Gritería desde hace 12 años en nombre de su madre, Socorro Arteaga; quien en su lecho de muerte les hizo esa petición.
«Estando en agonía ella me dijo que quería que de ahora en adelante su Purísima la celebraran en su casa, a como sea. Entonces unos días antes de su muerte ella me dice: me vas a ir a comprar una bolsa de caramelos, me traes la Virgen porque voy a dar mi última gorra. Ella murió un 9 de agosto, no aguantó la Purísima»; expresó la nostálgica leonesa.
Ahora los hijos y sobrinos se congregan durante los 9 días a rezar la novena y entonar con mucha emoción un canto de antaño que era el favorito de la madre, Oh Diciembre Alegre.
«Algo muy emocionante y siempre me da tristeza. Cada año, cada 7, cada 14, yo siento que es mi consuelo. Para mí es como que esté ella, porque ella en su lecho fue lo último que pidió. Para mí no hay 24 porque no tengo que celebrar: tengo a mis hijos, pero no es lo mismo. Sin madre no es lo mismo»; puntualizó Doña Irma, desde León.
Es de esta forma que la tradición de la Gritería se transmite de padres a hijos, de generación en generación; lo que evidencia que pese al paso del tiempo La Purísima sigue estando en la cultura y el alma del pueblo que habita en la ciudad universitaria.