León, la ciudad universitaria, famosa por ser cuna de célebres personalidades que han recorrido el mundo entero llevando en alto la bandera de Nicaragua, despide en esta ocasión a uno de los suyos que ha trascendido a la inmortalidad; dejando un legado irremplazable.
Todo el departamento está consternado con su partida, y no es para menos después de tantos años de sembrar amor, transmitir sentimientos y enviar un mensaje consciente de cambio y refuerzo político.
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Sus composiciones no solo inspiraron a un pueblo luchador, sino también a la nueva ola de talentos artísticos que buscan abrirse paso en el ámbito musical; siendo un pilar de la soberanía e identidad nicaragüense.
Quienes lo conocían de cerca destacaban su ímpetu y energía, siempre presentes en su carta de presentación, acompañando a muchos jóvenes de los movimientos culturales que, año con año; celebraban su cumpleaños con serenatas y mariachis.
Un artista de la inmortalidad: El Guadalupano
Más de 1,700 canciones compuestas, sin contar aquellas en las que colaboró y las que dejó sin grabar; forman parte de la extensa trayectoria musical que deja El Guadalupano para las generaciones nuevas, pasadas y futuras.
Desde que su féretro fue recibido en Nagarote, se realizaron caminatas en las que lo acompañaron sus fieles seguidores y personas a las que logró llegar a través de su música. La Paz Centro e Izapa también se sumaron a este último adiós; culminando en su ciudad natal, la ciudad universitaria.
Su cuerpo físico nos ha dejado en este plano terrenal, pero estoy seguro de que lleva consigo cada homenaje que se le realizó en vida. Nos deja canciones que cuentan historias, que en algún momento fueron su principal motivo de vida; para lo que nació y por lo que hoy es recordado hasta la inmortalidad.