El Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional apuesta por el desarrollo del turismo como motor del desarrollo económico, el rescate, la conservación y la promoción de nuestra cultura segoviana y sus escenarios llenos de historia; vegetación e impresionantes panorámicas paisajísticas como El Cañón de Los Cerros Pegados.
El Cañón de Los Cerros Pegados en la comunidad Las Trojas, en el municipio de Santa María, departamento de Nueva Segovia; es uno de los principales atractivos en esta zona norte del país.
Adentrarse en las profundidades de los Cerros Pegados es una aventura desafiante, ya que requiere resistencia física y vestimenta adecuada para soportar el sol o la lluvia, según la época del año. Tendrás que enfrentar una topografía irregular, pedregosa y senderos extremos que conducen a gigantescas y estrechas paredes rocosas que miden más de 100 metros de altura.
Jóvenes de espíritu aventurero, con su mochila al hombro y suficiente agua y víveres, provenientes de los departamentos de Rivas, Managua, Estelí, Madriz y Nueva Segovia, asumieron el desafío hacia el Cañón de los Cerros Pegados; en una gira promovida por el Instituto Nicaragüense de Turismo INTUR.
Explorando el Cañón de Los Cerros Pegados: Aventura en la naturaleza segoviana
Esta fascinante aventura comenzó en la comunidad de Palo Verde, Santa María, al oeste de Nueva Segovia; donde los aventureros fueron acompañados por Bomberos Unidos y oficiales de la Policía Nacional para garantizarles seguridad y disfrute en tranquilidad.
Después de unas horas de camino, llegaron al increíble y mágico lugar que los jóvenes protagonistas consideran la conexión más grande que han tenido con la naturaleza; un tesoro natural que cautiva con su paisaje espectacular y sus impresionantes vistas panorámicas.
Senderos rodean el cañón de Los Cerros Pegados y deleitan con un espectáculo visual despejado a todos sus visitantes; ya que está rodeado de acantilados de granito que conforman un paisaje de ensueño.
Otro desafío es bajar a una cascada de agua cristalina y fresca donde uno puede refrescarse; rodeada de árboles que emiten un sonido peculiar y relajante de la naturaleza. Una verdadera y gratificante recompensa después de la travesía.