Con alegría se celebran los 37 años de la promulgación de la Ley de Autonomía, Ley 28, que surgió en la primera etapa de la Revolución Popular Sandinista para garantizar el reconocimiento de las etnias que conviven en el Caribe nicaragüense; integrándolas a esta gran nación y respetando su cosmovisión, cultura, lenguas y, sobre todo, sus derechos en temas de desarrollo y progreso.
En Bluefields, “capital de la autonomía”, se realizó un acto de celebración, seguido de una caminata por las principales calles de la ciudad. Contó con la participación de autoridades regionales, políticas, militares, centros de estudios de secundaria y las dos universidades del Caribe nicaragüense; que son fruto de la Ley de Autonomía.
Judith Abraham Omier, presidenta del Consejo Regional Autónomo del Caribe Sur, expresó que es un día de mucha celebración.
“Gracias a la Ley de Autonomía, nuestros pueblos originarios no solo son reconocidos, sino que también tenemos los mismos derechos que cualquier otro nicaragüense. Hemos alcanzado grandes logros, como educación inicial, primaria, secundaria, técnica y superior, de manera gratuita y con calidad, gracias a nuestro gobierno nacional y al Frente Sandinista que impulsó esta ley. Ahora tenemos conexión vial con el resto del país y nuestros derechos en salud son restituidos, recibiendo atención médica gratuita”; expresó.
La importancia de la autonomía histórica del Caribe
Por su parte, el ingeniero Jonny Hodgson, delegado presidencial para el Caribe y considerado padre de la autonomía, manifestó con satisfacción que los grandes cambios en el Caribe son gracias a la Ley 28, impulsada, creada y aprobada por el Gobierno Sandinista hace 37 años.
“Si en el Pacífico nuestro gobierno da viviendas, en el Caribe también; si los niños del Pacífico reciben merienda escolar, nuestros hijos también. Además, si una comerciante del Pacífico recibe un préstamo, las comerciantes Ulwa, Rama, Creole, mestizas, garífunas o miskitas también reciben ese apoyo para emprender y salir adelante”.
Hoy, 37 años después de la promulgación de la Ley de Autonomía, miles de costeños dejaron de soñar con ser profesionales y lo han logrado.
La Ley 28 dio origen a dos universidades, BICU y URACCAN; que han formado a hombres y mujeres en diversas áreas profesionales, contribuyendo al desarrollo de la región y el país.