Los Agüizotes es una tradición que está viva en Masaya. Sus máscaras representan los mitos y leyendas del pueblo, esos que si te portas mal a la medianoche te podrían espantar.
Hablar de agüizotes es remontarse al pasado, a las creencias populares, los mitos y leyendas que aun con mucho orgullo guarda Masaya en su corazón. El pueblo de Monimbó, es donde la autenticidad del pueblo es el bastión que representa la resistencia indígena.
«Nosotros somos una ciudad, esto es parte de la memoria histórica ancestral que aún tenemos como parte de la noche negra, de abuso de todos nuestros antepasados, producto de todas esas violaciones quedó eso en la historia viviente. Los gamonales es una historia viviente«; menciona Danilo Mora, historiador de Masaya.
«Veían a través de las chocitas y los tablizos que pasaban tres hombres montados en caballo, con el chirrido de las monturas, de las sillas, las albardas y el tropel de los caballos. Eso quedó en la memoria histórica. Producto de ese momento que pasó de las ciudades abusadas por los colonizadores, antes y después de la colonia se quedaron dando esos pasajes que son los mitos como La Mocuana, La Taconuda, La Cegua»; agregó.
Tradición de los Agüizotes en Masaya
Los Agüizotes en la lengua náhuatl significan espantos del agua. Estas creencias populares que se han trasladado a través de las generaciones y entre los más temidos están La Cegua, La Chancha Bruja, La Mona y Los Duendes del bajadero del Cailagua.
Un pueblo aborigen, dotado de mucha creencia, mucha superstición. Hablar de agüizotes es hablar de supersticiones, de muertos aparecidos de espantos. Nuestras mitologías no manifiestan violencia ni agresividad, en ninguno de nuestros personajes no hay salpicaduras de sangre«; dijo el promotor cultural, Alfredo Dávila.
«Lo de La Cegua, era la defensora de la fidelidad de las mujeres, porque jugaban a los hombres que iban a trasnochar y que se iban donde las queridas y se trasladan a la casa a media noche. Entonces ahí ellas le salían, lo adundaban, el hombre amanecía dundo»; agregó.
El choque cultural, el mestizaje, la resistencia indígena trajeron a estos personajes que se toman las calles el último viernes de octubre. No es Halloween, cabe señalar.
Preservar la identidad del pueblo es una labor, y grupos como agüizotes El Malinche mantiene vivas las tradiciones.
Al rescate de la cultura
«No desvirtuemos en querer expandir otras costumbres que no son de Nicaragua. Halloween nada tiene que ver, quizás es hasta satanizado. Los agüizotes es una festividad nacional de donde se desborda toda Nicaraguas»; indicó la tradicionalista Martha Toribio.
Los jóvenes de Masaya aportan desde diferentes espacios a la conservación de los personajes. Así mismo, las máscaras tradicionales también impulsan la economía, entre ellos Allan Pilarte. Este joven de tan solo 17 años aprendió a elaborar las máscaras tradicionales en la Casa de la Artesanias. Ahí la municipalidad imparte este tipo de cursos para promover el rescate de las costumbres.
Como es una tradición en Masaya el último viernes del mes de octubre, los mitos y leyendas se toman las calles de la ciudad a partir de las 7 de la noche, con los agüizotes; destacando así el arte, la cultura y tradición de un pueblo que se resiste a perder su identidad.