Los Chinandeganos cantan con fervor a María

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Familias Chinandeganas se disponen a las 6 de la tarde con fervor y devoción a cantarle a la Virgen María Patrona de Nicaragua, como parte de su amor y tradición.

Como parte de la tradición y cultura los chinandeganos arreglan sus altares, para estar listos esperando a las familias y repartir la tradicional gorra que se brinda en La Purísima.

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Luisa Alvarenga promesante de la Virgen de la Concepción de María expresó:  "Nos hemos preparamos desde temprano para  repartir la caramelos, panas, bizcotelas y gofios. Como muestra del pago de promesa a nuestra madre María, se conoce que a las 6 de la tarde aperturamos y repartimos a todas las familias, ellos deleitan con alegres cantos, con mi familia lo hemos rescatado como una tradición y por el pago de un favor recibido, llevamos tanto tiempo realizando este día porque nos une el amor".

Foto:Los Chinandeganos cantan con fervor a María/TN8

Las familias preparan sus cantos, y reciben los dulces tradicionales, como parte del brindis que las familias preparan para toda la población que gritan con alegría Viva María.

En el departamento de Chinandega las familias se dirigen con bolsas, mochilas y bolsos para recolectar sus gorras que forman parte de la cultura del país.

Foto:Los Chinandeganos cantan con fervor a María/TN8

El pueblo Católico está de fiesta pues celebran La Purísima Concepción fecha que remarca el amor y la pureza de las familias, además de recorrer los altares agradeciendo a María.

 

Remarca el amor

"Cantamos en familia porque nos llena de alegría entonar con mucha devoción sus cánticos, tenemos la fe y la esperanza que ella nos cuida y protege, ha sido la que nos cubre con su manto sagrado y nos ha llenado de bendiciones, para nosotros nos llena de gozo aplaudirle y decirle aquí estamos un año más, mi familia y yo recolectamos muchos caramelos y gorra y luego los compartimos con todos los que no pudieron venir", mencionó Karen Meza.

En Nicaragua todos los 7 de diciembre las familias se reúnen para recorrer las calles y al grito de ¿Quién Causa Tanta Alegría? Se regocijan en los altares.