Una melodía que la entona antes que salga el sol en el que su único testigo es el viento, quien le lleva un mensaje agradeciéndole a Dios por un día más de vida, así comienza la jornada de actividades José Ramón Velásquez, de 66 años de edad, en Estelí.
Entre ellas tiene lo de ordeñar las vacas, darle de comer a las gallinas, al igual que otras cosas como dedicarse a su trabajo de manualidades.
La historia de este hombre es una de las más inspiradoras en la ciudad de Estelí, quien se dedicaba a vender lotería, pero a los 40 años perdió la vista por causas de un accidente, una situación que en varias ocasiones lo hizo pensar que ya no había propósitos para seguir.
Eso solo fue un amargo momento porque pudo vencer esta discapacidad.
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Su arte es único y sus manos lo confirman cada vez que está elaborando manualidades, las cuales al terminarlas se pueden apreciar en lindas canastas de diferentes tamaños.
Deseos de superación
“En la Asociación Nicaragüense de No Videntes en Estelí ahí me enseñaron a hacer estas canastas; cuando perdí la vista ellos me ayudaron mucho porque yo ya no quería nada en la vida, me sentí perdido pero con deseo de salir adelante y eso fue todo. Ahora me gano mi dinero honradamente, hago estas manualidades de varios tamaños, la pueden usar las amas de casa para echar lo que quieran; las tortillas, frutas, lo que sea", dijo José Ramón Velásquez, invidente y soñador.
"También hago pulseras y llaveros. En las Purísimas de diciembre tengo bastantes pedidos. Lo bueno es trabajar porque si yo no me di por vencido a pesar que tengo esta discapacidad no sé porque algunos no quieren trabajar, hay que dar el ejemplo, mi familia está orgullosa de mí y yo me di cuenta que todo se puede en la vida”, afirmó Velásquez.
Sus siete hijos han aprendido este oficio y algunos de sus 14 nietos también le ayudan, porque en esta temporada cuando se aproximan las Purísimas sus encargos son de mucha demanda.
Originario de la comunidad de Santa Cruz, José Ramón ofrece sus productos en el sector de San Ramón, al norte de Estelí, en una humilde vivienda propiedad de uno sus hijos, frente al obispado.
