Los micro, pequeños y medianos negocios han dejado claro que su interés es seguir trabajando en paz para sacar adelante el país. En León conocimos 4 emprendimientos que siguen apostando por Nicaragua.
Hace 25 años nació Creaciones Flor de Lis en el barrio Posada El Sol. Ahí se elaboran todo tipo de prendas de vestir, desde uniformes hasta vestidos de novia. Su propietaria asegura que los pedidos nunca faltan y hasta se ve en la obligación de contratar a 7 ayudantes.
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"Yo me siento orgullosa de tener este pequeño negocio y generar empleo en mi comunidad", comentó su propietaria Blanca Flor Delgado.
Ella ha contado con el apoyo de las instituciones como el MEFCCA para hacer crecer su negocio y su meta es adquirir una máquina de bordar para ofrecer un trabajo integral.
Otro pequeño negocio familiar de la ciudad es Conservas Cárcamo, el cual nació en el año 2011. Doña Lesbia Cárcamo junto a sus 5 hijos se encarga de ofrecer delicias con frutas como: groseras, papayas, nancite, calalas, mango, entre otras.
"Al inicio fue difícil la venta, porque casi nadie nos conocía, pero mi hija tuvo la idea de ofrecer productos por Facebook y comenzamos a no poder cubrir demanda, estábamos bien saturados y tenemos bastante clientela", mencionó esta emprendedora del Reparto Rubén Darío de León.
A través de los programas de Gobierno también se ha venido cambiando vidas como la de doña Catalina Leiva de la Comunidad Palermo. Ella recibió el bono productivo en el 2008, y ahora cuenta con 7 vacas, cerdos para engorde y destacó, así como una buena cantidad de gallinas.
"Le doy gracias a Dios porque me ha dado la fuerza de salir adelante con mis animalitos. He comprado ladrillos, ajusté con mi hijo para comprar una moto a la que le ponemos una carretilla para trasladar chanchos porque yo destazo cada quince días y vendo frito y nacatamales", destacó la humilde madre de 3 hijos, que tiene como proyecto mejorar su vivienda.
Y en la Comunidad La Pintora, son varios los productores como doña Juanita Hernández, los que están aprendiendo a elaborar biofertilizantes y venenos con productos domésticos, lo cual mejora su rendimiento de producción de ajonjolí y disminuye costos.
Está productora comentó que ahora con una inversión de menos de 200 córdobas puede mantener una producción orgánica en sus dos manzanas de ajonjolí, cuando antes gastaba muchísimo más. Su meta es vender estos productos naturales a otros productores de su comarca.
Estas experiencias demuestran que los programas de Gobierno con un poco de ganas y esfuerzos de los protagonistas, pueden mejorar la vida de las familias.