Con el lema “Conviértete y cree en el evangelio”, la comunidad educativa del colegio San Luis Beltrán de Chinandega, celebró el inicio de la Cuaresma con el Miércoles de Ceniza.
Cerca de 800 estudiantes de primaria y secundaria participaron de la homilía ofrecida por fray Yoryo Pitali, en la cancha de la casa de estudio.
Fray Ernesto Alvares quien también presidió la eucaristía se refirió a los símbolos que marcan esta celebración religiosa, periodo de 40 días para preparar la celebración de la Pascua y la llegada de la Semana Santa.
“En este inicio de Cuaresma hablamos de la conversión, el dolor y un tercer momento que es el sacramento de la reconciliación que es el perdón que viene de Dios, a través del ministro consagrado. Así que aprovechemos estos 40 días de conversión y preparación para que celebremos el triduo pascual y la resurrección de Jesús”.
En este oficio religioso hablamos de los signos que son los que la santa madre iglesia nos está diciendo en el rito de la imposición de ceniza, porque es nuestro caminar de 40 días esperando la victoria de Jesús sobre la muerte.
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Los estudiantes participaron activamente en la homilía, algunos de ellos, expresaron el significado de la Cuaresma.
“En lo personal sentí que el mensaje de la homilía es profundo y claro nos recuerda que debemos hacer el bien y no desear el mal principalmente en estos días, en que Dios, que con la imposición de ceniza recordemos que del polvo somos y en polvo me convertiré y por ello debemos vivir estos días en unión familiar y en constante oración”, manifestó Emmanuel Roja, estudiante del quinto año.
El estudiante de undécimo año, Gabriel Linarte, recordó que la Cuaresma es un tiempo de oración y de penitencia porque simboliza los 40 días que el señor estuvo en el desierto, “debemos buscar cómo acercarnos más a Dios, a mis compañeros les pido que es importante hacer ayuno y penitencia, en estos días para que se transmita la indulgencia y el perdón nuestros pecados” dijo.
El rito de la imposición de ceniza
Según la iglesia, el rito religioso se trata de un memento mori (un recordatorio de la muerte), que funciona para que los fieles estén conscientes de la fragilidad de su vida, cuya ceniza, forma parte de la celebración litúrgica, se obtiene de la incineración de los ramos bendecidos en el Domingo de Ramos del año anterior.