41 años se cumplen de la gesta de Los Sabogales en Monimbó. En este tiempo sigue siendo símbolo de dignidad, lucha y creatividad este pueblo artesano, cuyos habitantes viven mejor, con programas y proyectos en esta segunda etapa de la Revolución.
El corazón de Masaya es un lugar tranquilo, limpio y apacible. Este barrio indígena se ha venido transformando con el paso del tiempo: la gestión del Gobierno sandinista ha permitido mejorar la calidad de vida de las familias.
“Este Gobierno ha dado calles, techos, escuelas, la merienda escolar, los centros de salud”, dijo Sonia Gutiérrez, quien es parte del Consejo de Ancianos de Monimbó.
El sacrificio de muchos jóvenes ha dado sus frutos en esta nueva etapa de la Revolución. Ahora la juventud cuenta con hermosos espacios de recreación y oportunidades para salir adelante.
“Lo que se quiere es que salgamos de la pobreza, es que todos nos miren iguales, que no seamos uno porque no sabe leer y otro porque sabe leer: ahora el que no sabe leer y el que no se prepara es porque no tiene la voluntad de hacerlo”, expresó Gutiérrez.
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Uno de los proyectos más importantes que está en desarrollo es el de agua potable, que permitirá un suministro constante para los hogares.
“Estamos haciendo pruebas para ver si ese servicio llega a toda la comunidad, pronto ya no vamos a estar con escasez de agua”, comentó el secretario del Consejo de Ancianos, Rafael Rodríguez.
“20 millones y pico de dólares para 8 pozos es una gran ayuda para el pueblo de Masaya. Estamos siendo beneficiados los nicaragüenses, Monimbó en especial sí ha venido avanzando”, añadió otro miembro del Consejo, Santos Mercado.
El Gobierno sandinista se ha preocupado en mejorar la vida de las familias, pero también de mantener su cultura e identidad a través de ferias en diversas zonas del país, donde participan emprendedores con sus productos artesanales, como los postres de Doña Ángela Norori.
“El Señor nos pone dones, lo importante es emplearlo y tener el interés de trabajar para que Nicaragua salga adelante”, destacó la emprendedora.
El motor de la economía de Monimbó son los pequeños artesanos, como Óscar Jalima, quien con su esposa dan vida a un pequeño taller donde elaboran calzado que incluso comercializan en Honduras y El Salvador.
“Nosotros nos identificamos porque de aquí nace la cultura de ser artesanos, eso ya lo traemos en la sangre. Yo a la edad de 10, 12 años, ya sabía lo que era la zapatería. Me surgió la idea de quedarme con mi misma familia trabajando”, opinó el artesano del calzado.
Álvaro Castellón es otro destacado artesano escultor del barrio indígena. Desde hace años, con tan solo un cincel da vida en la madera a hermosas piezas de arte que trascienden fronteras.
“Esto es algo natural que lo llevamos dentro, me atrevo a decir que en Nicaragua no hay un lugar como Monimbó, Masaya, en lo que respecta al arte, a la cultura, al trabajo”, valoró Castellón del Taller Esquina del Arte.
A pesar del desarrollo que se ha promovido, a 41 años de la Gesta de Los Sabogales quedan pendientes proyectos, pero sobre todo fortalecer la paz y unidad de este heroico pueblo, que a pesar del paso del tiempo no pierde su cultura e identidad.
“Así saldremos adelante, así vamos a vencer la pobreza: unidos y sin olvidar que tenemos que cuidar a nuestra Madre Tierra, la que nos da de comer”, puntualizó Rafael Rodríguez, del Consejo de Ancianos de Monimbó.
Monimbó continúa en revolución, con cambios y transformaciones a través de programas y proyectos, para los cuales es indispensable el protagonismo de las familias del barrio que es conocido como el corazón de Nicaragua.
