El poeta, escritor y periodista más trascendental en la historia de Nicaragua, Rubén Darío, vivió por 14 años en el departamento de occidente de este país, a quien le seguimos su huella imborrable.
¿Porqué en León se respira poesía?
“Aquí crece Rubén, es traído al mes para ser bautizado en la real basílica de la Asunción, se lo llevan a Honduras y el coronel Félix y su tía Bernarda se convierten en los padres adoptivos”, explica el profesor Carlos Rodríguez, férreo conocedor de la historia.
La educación y el ambiente cultural que percibe Rubén en la casa de sus tíos lo motivan, así comenzó a integrarse en el movimiento poético en la ciudad.
De acuerdo a la biografía escrita por el propio Rubén, expuesta en la biblioteca virtual Miguel de Cervantes, uno de sus primeros recuerdos infantiles era admirar los fuegos artificiales desde la Plaza de la iglesia El Calvario en León.
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Sin darse cuenta uno de sus primeros poemas eran mensajes que escribía sobre libros que se extraviaban.
Si este libro se perdiese,
Como suele suceder,
Suplico al que me lo hallase
Me lo sepa devolver.
Y si no sabe mi nombre
aquí se lo voy a poner:
Félix Rubén Ramírez
“En aquel ambiente surge, corre Rubén Darío por estas calles y comienza a escribir. Aquí hizo el primer poema, 'La Fe', que lo escribe y es un soneto, ya él se vislumbraba y lo reconocen como el poeta niño”, explica Rodríguez.
En su biografía narra que desde la casa del coronel Félix Ramírez se reunían amigos de sus tíos a conversar sobre política y revoluciones, esto despierta su gran pasión por la literatura.
La Fe
En medio del abismo de la duda
lleno de oscuridad, de sombra vana
hay una estrella que reflejos mana
sublime, sí, más silenciosa, muda.
Ella, con su fulgor divino, escuda,
alienta y guía a la conciencia humana,
cuando el genio del mal con furia insana
golpéala feroz, con mano ruda.
¿Esa estrella brotó del germen puro
de la humana creación? ¿Bajó del cielo
a iluminar el porvenir oscuro?
¿A servir al que llora de consuelo?
No sé, mas eso que a nuestra alma inflama
ya sabéis, ya sabéis, la Fe se llama.
El bautizo de Rubén
En el bautisterio de la basílica catedral de León aún está la pila que utilizaron para darle el ritual del sacramento de la iniciación cristiana a Rubén Darío.
Además recuerda que en un armario encontró los primeros libros que leyó, un Quijote, las obras de Moratín, las Mil y Una Noches, la Biblia, los Oficios de Cicerón, La Corina de Madame Stäel y novelas terroríficas.
A los 14 años lo contactó el periódico político de León titulado La Verdad, ahí escribió artículos y dejó grandes volúmenes, además se desempeñó como profesor de gramática en uno de los colegios.
La fama de Rubén trascendió y en el poco tiempo provocó que grandes políticos, senadores y diputados lo conocieran y lo hicieran recitar versos, de ahí viene su viaje a Managua y antes de partir la tía Bernarda le dio la bendición.
Después de colocarse la primera piedra de la construcción del teatro municipal José de la Cruz Mena en 1884, Rubén Darío es el primero en recitar un poema.
“Dio por un inaugurado con un poema este centro del arte de la cultura leonesa, es interesante este estilo arquitectónico, aquí se presentaron grandes movimientos culturales de España y Centroamérica, aquí Rubén declamó sus poemas en este escenario”, recuerda el profesor.
Una de las anécdotas más memorables que existen es cómo desde la esquina de la casa de sus padres adoptivos, el poeta niño escribía poemas y se los entregaba a los feligreses que participaban en la procesión del Domingo de Ramos en la Semana Santa, eso es hoy una de las características particulares de las actividades religiosas en León.
En la casa del coronel Félix, hoy convertida en museo, está el crucifijo que le obsequió el poeta mexicano Amado Nervo, el mismo que tuvo en sus manos en su agonía.
“También tenemos la cama en la que fallece el 6 de febrero de 1916 hace 103 años, son los objetos personales que tenemos y que son públicos”, sostiene Miguel Martínez, responsable del archivo del poeta.
Después de viajar por el mundo y tener importantes cargos, Rubén regresó a León y compara a la ciudad con otras grandes ciudades cosmopolitas. “Esa comparación de Roma y París, porque las grandes urbes, porque el movimiento cultural que surge y dice el que va a ser grande León por la forma en que escribe Rubén Darío”, explica el profesor Rodríguez.
Fragmentos del poema El Retorno
Exprimidos de idea, y de orgullo y cariño,
de esencia de recuerdo, de arte de corazón,
concreto ahora todos mis ensueños de niño
sobre la crín anciana de mi amado León.
Pueblo vibrante, fuerte, apasionado, altivo;
pueblo que tiene la conciencia de ser vivo,
y que reuniendo sus energías en haz
portentoso, a la Patria vigoroso demuestra
que puede bravamente presentar en su diestra
el acero de guerra o el olivo de paz.
Si pequeña es la Patria, uno grande la sueña.
Mis ilusiones, y mis deseos, y mis
esperanzas, me dicen que no hay patria pequeña.
Y León es hoy a mí como Roma o París.
El fallecimiento
Rodríguez explica que la ciudad estaba paralizada al saber el estado del poeta universal y cuando falleció las campanas de todas las iglesias comenzaron a sonar.
“La historia dice que las calles se llenan de personas que se olvidaron del tiempo, van a mostrar los signos de condolencias a la familia, en ese momento comienza la funeraria y los vagones de flores para que se adornara la Universidad Autónoma de León y la Catedral que se vistió como jamás se ha podido volver a ver, como si fuera un palacete porque iba a entrar aquí el príncipe, se dice que el poeta iba en una peana de madera decorada”, indicó Rodríguez.
En su tumba en la basílica Catedral, un león llora con una garra sobre el arpa, el mejor homenaje del maestro Jorge Navas quien esculpió la tumba del más grande poeta nicaragüense. “Un león doliente, un pueblo triste por tu partida por lo grande y además por la poesía latinoamericana que está escrito, León y el mundo está reflejado en ese león”, indica el profesor Rodríguez.
¿Porqué se le da el título de padre del modernismo y Príncipe de las Letras Castellanas?
“Conocemos a Rubén como padre del modernismo, el revolucionador de la lengua española, cuando el muere el obispo de aquel entonces Simeón Pereira y Castellón, le hacen una misa antes de ser enterrado, ese día hacen la misa para nobles y príncipes, la iglesia católica le da el título de príncipe de noble, por ello todo el mundo le dice el príncipe de las letras castellanas”, aclaró el profesor Rodríguez.
“Hay parques, repartos, calles, escuelas, avenidas, aquí hay una cantidad de niños que escriben poemas en honor al inmortal Rubén”, manifestó el profesor Rodríguez.
Por sus escritos y su hermosa poesía se marca una estela de aportes a la literatura, no es casualidad que en esta bella ciudad arquitectónica existas calles, escuelas y sitios que lleven el nombre del afamado poeta universal.
En el amado León de Rubén seguirán sus reliquias cuidadas con tanta dedicación y amor, además sus poemas se escucharán en los pensamientos.
