Con gran devoción mariana, el pueblo católico celebró los 71 años de la Gritería de Penitencia o Gritería Chiquita. El Obispo de la Diócesis de León, Monseñor César Bosco Vivas Robelo, realizó la homilía en la Catedral de la Asunción, en conmemoración de la Purísima Virgen María. posteriormente dio el grito de: "¡¿Quién causa tanta Alegría?!"
“Benditos también los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica. Ese quisiera que fuera el mensaje de esta tarde de nuestra Gritería Chiquita de este año, que nuestra fe en Jesucristo no decaiga, que como la Virgen María vuestra fe sea más fuerte que nuestras diferencias y que sea más fuerte que nuestros pecados. De tal manera que creyendo en Cristo y su misericordia podamos nosotros, todos, no solo los que nos encontramos hoy aquí, sino también nuestros seres queridos, ser auténticos discípulos de Jesucristo”, dijo en su mensaje Monseñor César Bosco Vivas Robelo.
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Con gran emoción el alcalde Róger Gurdián participó de la Purísima. “Está aquí el pueblo de León pidiéndole a la Virgen su felicidad, por eso es que decimos: ¿Quién causa tanta Alegría?. Pidiéndole alegría, paz, reconciliación, trabajo, justicia, seguridad, todo lo que este pueblo ha recibido de las bendiciones de la Virgen María”, destacó.
Con total tranquilidad y seguridad los devotos de los diferentes municipios, barrios y comarcas, recorrieron las calles visitando cada altar para honrar a la Virgen y recibir la tradicional gorra.
“Alegre porque estamos viviendo un año más del 71 aniversario de la Asunción de María”, expresó Yoconda Franco, devota de la Virgen María.
“Es un pueblo Mariano que está asistiendo a la celebración que año con año se viene dando desde hace 71 años, desde que se hizo la promesa”, aseguró Rebeca Vanegas, devota de la Virgen María.
Este tradicional festejo se lleva a cabo en la ciudad colonial desde el año 1947, cuyo origen se dio por una erupción del volcán Cerro Negro, en esa época el entonces Obispo Isidro Obiedo y Reyes junto a la población pidieron a la Virgen que detuviera las explosiones del volcán y que la promesa sería celebrar la Gritería de Penitencia cada año.