Con mucha tradición y fervor religioso el pueblo mariano de Masaya se unió para salir a las calles y en unísono gritar en cada altar, ¿Quién causa tanta alegría?
Las familias devotas recorrieron varias cuadras de altar en altar, las filas se hicieron largas pero la espera para muchos valió la pena al entrar en las viviendas y poder entonar los cantos marianos para luego recibir de las familias los tradicionales brindis.
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"Yo vengo con mis dos hijas, siempre a cantarle a la virgencita porque es nuestra madres la que nos protege y pues es una tradición que ya pasó por mi mamá, mi abuelita y yo se las paso a ella", mencionó Aura Castillos, mientras esperaba su turno para cantar con devoción en una vivienda.
"Somos de aquí de La Villa, venimos buscando purísima y este año han sido buenas, es que en Masaya así son, pero nosotros nos gusta unirnos con los del barrio y venir a cantar no es por solo andar en la calle y que el día sea de alegría sino porque es algo que nos nace", dijo Francisco Espinoza.
De manera minuciosa los altares fueron preparados en los hogares de Masaya, cada detalle fue hecho con cariño para la Madre de Dios, patrona de Nicaragua, familias que se han preparado para este día desde meses atrás para poder recibir a los devotos que peregrinan con la fe por las calles, a quienes se les entrega, cajetas, nacatamales, indio viejo, naranja, bananos, entre otros productos tradicionales.
"Esta tradición es antigua en mi hogar, mi bisabuela la gritaba, mi abuela igual, yo y todos, mi hermano, cuñada, mis hijos estamos aquí desde antier no hemos dormido preparando todo para que la gente venga y nosotros entregarles algo bonito con mucho cariño, hicimos nacatamales, también empacamos cajetas, todo para este día tan especial", dijo la monimboseña Claudia Taleno.
En la avenida San Jerónimo también fueron colocados altares alusivos a la Inmaculada Concepción de María por parte de las instituciones de gobierno, quienes recibieron con los brazos abiertos al pueblo para compartir con alegría, fervor y continuar con esta tradición que por años se vive a flor de piel en Masaya.