Este miércoles los pobladores Masaya sienten una pérdida irreparable, una mujer emprendedora, orgullo de mi municipio, Maritza Ñamendi, conocida como los Caminitos de Gloria por su afamado negocio de venta y destace del cerdo, falleció.
También con el mismo nombre fue bautizado su popular Toro Venado, una herencia que marcó su vida desde la niñez siendo transmitida por sus padres, Isabel Martínez y Carlos Ñamendi, oriundos del aguerrido pueblo de Monimbó.
Ñamendi falleció a los 63 años, era un bastión de la cultura en Masaya que durante los meses de noviembre preparaba en su hogar con los platillos típicos, como la masa de cazuela, indio viejo, nacatamales y chicha de maicillo. Así recibía al pueblo antes de salir a las calles junto a los disfrazados que conformaban el tradicional Toro Venado de los Caminitos de Gloria.
Sus tres hijas recuerdan su legado de mujer trabajadora, que cada mañana se levantaba a sus labores a las 3 de la madrugada y preparaba la carne de cerdo que llevaría al Mercado Ernesto Fernández, donde un día fungió como presidenta del sector del carne de cerdo. Ellas aseguraron que continuarán llevando la cultura y herencia que les inculcó para que desde el cielo se sienta orgullosa.
Mujer católica
Durante la época de la Semana Santa era una costumbre encontrar a Doña Maritza repartiendo maza de cazuela para los promesantes que parten rumbo al santuario de Popoyuapa, es así que también fue Patrona de Nuestra Señora de la Asunción en la parroquia María Magdalena durante el año 2016. En cada actividad religiosa ella no podía faltar, por lo que su Toro Venado era una promesa al doctor que cura sin medicinas, San Jerónimo.
La vela de doña Maritza Ñamendi, quien fue electa por el pueblo como Concejal del FSLN y La Alianza Unida Nicaragua Triunfa, se realiza en su casa de habitación ubicada en el kilómetro 29.6 Carretera Masaya hacia Granada.
El día jueves la vela se trasladará a su finca en el kilómetro 36 de la carretera a Granada, entrada a El Aguacate y a las 2 de la tarde se realizará una misa de cuerpo presente, para luego brindarle cristiana sepultura en el cementerio San Gabriel.