Con una solemne misa en honor a la Asunción de María, patrona de la Real e Insigne Basílica Catedral, se conmemoraron 70 años de la tradicional Gritería de Penitencia o Chiquita en la ciudad de León.
La ceremonia religiosa fue presidida por monseñor César Bosco Vivas Robelo, obispo de la Diócesis de León. En la homilía agradeció al pueblo mariano por celebrar con devoción este histórico acontecimiento que inicio en el año 1947.
“Hemos celebrado con júbilo la misa de la Asunción de Nuestra Señora, la Madre de Nuestro Señor, para mí y para este pueblo católico de occidente y leonés en particular, es una oportunidad muy especial de elevar el pensamiento agradecido al Señor que a través de su Madre nos ha manifestado una predilección más grande, con tantos dones que nos ha concedido y además por habernos librado hace 70 años del peligro que representaba la erupción violenta del Cerro Negro en aquella ocasión, nosotros hemos pedido después de dar gracias, que esa protección se nos siga dando a nosotros, que aunque hemos fallado en algunos momentos en cuanto hemos enfriado nuestro amor al Señor y a su Madre, tenemos los buenos propósitos de ir mejorando, confiando en la ayuda del mismo Dios. Nuestro Señor”, expresó Monseñor Robelo.
La feligresía festejó con gran gozo y alegría, ese milagro concedido por la Virgen de detener la quinta erupción volcánica del Volcán Cerro Negro.
“León celebra con amor y devoción a la Virgen Santísima María y sobre todo cumpliendo la promesa de hace 70 años del Obispo Isidro Augusto Oviedo, que prometió a la Virgen Santísima de celebrar la Gritería de Penitencia para que calmara la furia del volcán, nosotros los leoneses seguimos cumpliendo y esperamos que nuestros hijos, las generaciones futuras continúen con este fervor y devoción a la Madre Santísima, nosotros le cumplimos y ella nos ha cumplido también y esperamos que nos siga protegiendo”, agradeció Yulina Pinto, promesante.
Según la historia, la actividad volcánica duró 15 días, no cesaba y ya se habían perdido los cultivos, los techos no soportaban el peso de la arena y el ganado no tenía alimento, hasta que el milagro por parte de la Virgen María hizo que se detuviera la erupción en esa época.