Iglesia diriambina ora por juventud en el mundo de las drogas y el alcoholismo

Con una marcha por las diferentes calles de la ciudad de Diriamba, miembros de la Iglesia de Dios, ubicada en la comunidad San Francisco,  proclamaron la gloria de Dios con el lema "Juventud libre de drogas al servicio de Dios".

Elevando coros al altísimo y gritando en una sola voz no a las drogas, recorrieron las principales calles de esta ciudad para culminar con un poderoso culto de avivamiento, donde los protagonistas fueron los niños y jóvenes.

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Yuribeth Narváez, miembro de ese templo evangélico, expresó que el objetivo de la actividad era proclamar a Jesucristo como el rey y único salvador de la juventud en el mundo de las drogas. 

“El único que cambia y trasforma el corazón del hombre y de la juventud es Jesucristo de Nazaret. Él es el único método de rehabilitación”, expresó Narváez.

 
Esta iglesia brinda atención a 385 niños y adolescentes que viven en la extrema pobreza, donde también reciben atención física, espiritual, cognitiva, alimenticia y socioemocional. Ellos son captados de las calles por medio de amigos que visitan la iglesia, muchos de ellos hasta abandonados por su familia.

“Ellos reciben su almuerzo, bolsón escolar, regalo navideño y beneficios especiales para los casos vulnerables”, comentó la líder religiosa.

Testimonio vivo de un ex lider pandillero capitalino 

Israel Peña, un hombre de 34 años de edad, originario del Reparto Schick de la capital Managua, confiesa haber sido transformado por Dios y que antes de servir a Cristo era una escoria de la sociedad, pues por casi quince años vivió sumergido en el mundo del alcohol, las drogas y la delincuencia. Relata Peña que ahora lleva su testimonio a toda la juventud, pues esos caminos no le dejaron nada bueno en su vida.

"Solo Dios me libertó de ese mundo. Caminaba de cabello largo, piercing en todas partes y barbudo. Robaba a la gente por conseguir las drogas. Quien más sufría era mi madre. La hacía llorar a diario con mis acciones y hasta a ella robaba para mi vicio.  Lo más terrible que hice cuando estuve sumergido en ese mundo, fue llegar al punto de cercenarle el brazo a mi propio hermano con un machete y provocarle varias heridas que casi lo matan. Pero desde que conocí a Dios y entregué mi corazón, mi vida cambió y ahora soy un hombre nuevo". Recuerda el expandillero.  

"Inmediatamente que recibí a Jesucristo comencé a predicar a todo aquel que está en ese mundo, y decirles que Dios puede ayudarte a transformar tu vida de una manera especial. La biblia dice claramente que el hombre amó más las tinieblas que la luz, pero hoy Dios quiere salvar nuestras vidas y nos ha llamado de mil maneras para que no caigamos más en el el juego de Satanás que solo busca destruir nuestras vida". Seguía relatando, Peña. 

La marcha salió del barrio San Francisco y culminó en el parque central, donde se realizó la actividad religiosa. En ella se oró por la juventud que está metida en las drogas y para que disminuyan los accidentes de tránsito en el departamento de Carazo.