El caso es insólito en Italia. El sacerdote Claudio Cavallo, de 50 años, ha anunciado al final de su homilía que debía abandonar la sotana y la parroquia para fundar otra familia, la formada con su compañera de 47 años, una parroquiana con la que tendrá un hijo que nacerá en marzo. «Debo daros una noticia insólita», comunicó el propio don Claudio a los fieles que llenaban la iglesia de Borgo San Dalmazzo, un pueblo de 12.000 habitantes de la provincia de Cuneo, en el norte de Italia.
El sacerdote, que pasó diez años como misionero en África, se despidió emocionado de sus feligreses. «En la Iglesia no es posible todavía desarrollar el ministerio sacerdotal y al mismo tiempo formar una familia. Después de una larga y seria meditación, oración y diálogo con mis superiores, he decidido afrontar un nuevo camino. La Iglesia es madre y continuaré trabajando por la Iglesia que amo y por la que me he dedicado por entero».
Estas palabras de don Claudio fueron acogidas por los fieles con un caluroso aplauso que duró varios minutos y muchos no lograron contener las lágrimas. A la hora del adiós, el sentimiento de los parroquianos era unánime: «un bravo sacerdote que ha entrado en el corazón de la gente».
El obispo de la diócesis, Giuseppe Cavallotto, afirma en un comunicado que «se ha tratado de una decisión vivida con sinceridad y dictada por la coherencia con su nueva orientación de vida; continuarán siendo un hijo de esta Iglesia y nuestro hermano que amamos».