Un menor de aproximadamente 3 años lloraba sin consuelo en el sector de los semáforos de los Mil Metros, quien al no saber como regresar pedia a gritos la presencia de su progenitora.
Gracias a una joven que iba a una pulpería cercana, se logró percatar de lo que le sucedía al niño mientras pensaba qué hacer con el pequeño.
Afortunadamente el menor no vivía largo, ya que su casa estaba ubicada a 3 cuadras, donde fue entregado a su madre quien lo castigó a golpes.
Este caso nos lleva a reflexionar que debemos cuidar mejor a nuestros hijos.
Dalila Álvarez