Un hombre de 66 años se suicidó de un tiro en la cabeza frente al altar de la Basílica de la Virgen de Los Ángeles, patrona de Costa Rica y cuya veneración convoca cada año una multitudinaria romería.
Tras ingresar de rodillas, como suelen hacerlo muchos feligreses, el hombre se sentó en una de las primeras bancas frente al altar mayor y accionó el arma de fuego ante la estupefacción de varios fieles, quienes corrieron a buscar a la policía que resguarda las inmediaciones del templo, ubicado en la ciudad de Cartago, 20 km al este de San José.
«Fue muy cerca del altar de la Virgen, sólo el y Dios sabrán por qué tomó esa decisión, y hacerlo acá, dentro del templo», declaró a la prensa el párroco de la Basílica, Francisco Arias. El hecho provocó gran conmoción en el país, uno de los pocos del mundo con Estado confesional, donde la religión católica es oficial. «Esto es muy trágico, tomó esta fatal decisión en la Basílica, que es sagrada para nosotros. Esto ha traído consternación entre los fieles», dijo frente al templo Antonio Aguilar, uno de los feligreses.
Según el jefe de la Policía de Cartago, Milton Alvarado, el hecho está bajo investigación y los peritos trabajan en el interior de la iglesia, a puertas cerradas. El santuario de «La Negrita», como se conoce popularmente a la pequeña imagen de piedra que está en la Basílica, cada 2 de agosto es epicentro de una tradicional romería, para la que también llegan católicos de otros países de Centroamérica, en la que participan unas 800.000 personas según estudios académicos, aunque la Iglesia afirma que son unos dos millones.
San José, Costa Rica | AFP