Francia seguía hundida en un clima de pesadilla el viernes, tras la muerte de al menos dos personas en una nueva toma de rehenes en París, por un hombre sospechoso de tener vínculos con los yihadistas acusados de la matanza en el semanario Charlie Hebdo, quienes seguían atrincherados con un rehén en la región parisina.
Mientras las unidades de élite rodeaban una imprenta de la zona industrial de Dammartin-en-Goële, al nordeste de París, donde los hermanos Said y Chérif Kouachi, prófugos desde el atentado del miércoles, están atrincherados con un rehén, un nuevo tiroteo estalló el viernes en el este de París.
Al tiroteo siguió una toma de rehenes en una tienda de alimentación judía. Al menos dos personas murieron en esta toma de rehenes, según fuentes cercanas al caso, que poco antes habían indicado que eran por lo menos cinco las personas retenidas. El presunto secuestrador de la tienda es sospechoso de haber matado una policía y herido a otra persona el jueves en Montrouge (periferia sur de París), según las citadas fuentes.
Los investigadores franceses establecieron que hay una «conexión» entre ese hombre y los dos presuntos autores del ataque al semanario Charlie Hebdo, que causó doce muertos el miércoles, provocando una enorme conmoción en toda Francia. Cuatro de los once heridos cuyo estado era considerado grave ya no se encuentran en peligro de muerte, según el ministerio del Interior.
El domingo habrá grandes «marchas republicanas» en todo el país, convocadas por los principales partidos políticos, sindicatos y asociaciones de las grandes federaciones musulmanas. Los sobrevivientes de la redacción de Charlie Hebdo anunciaron que el próximo miércoles saldrá a la venta una edición especial de un millón de ejemplares de la revista satírica, para la cual comenzaron a trabajar este viernes en los locales del diario Liberation.
París, Francia | AFP