Una mujer húngara, de 31 años, sufrió un derrame cerebral en la semana 15 de su embarazo, pese a los esfuerzos médicos no pudieron salvarla, pero a la niña que esperaba sí.
Apartir de la semana 20, las enfermeras llamaban el feto por su nombre y la familia visitaba regularmente a la madre, de hecho el padre y la abuela acariciaban el vientre y hablaron con el bebé, además la radio estaba encendida todo el día en la habitación del hospital para que el feto pudiera escuchar siempre voces humanas y música.
Los especialista mantuvieron a la mujer viva de forma artificial durante tres meses, al completar la semana 27 de gestación le practicaron una cesárea y pudieron extraer al bebé que pesó 1,400 sano y salvo.
La madre, afectada por un derrame cerebral, ha salvado la vida a otras cuatro personas al donar parte de sus órganos, dos días después del alumbramiento.
Agencias